El día 24 de este mes, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China emitió una "lista de hechos" sobre la intervención de Estados Unidos en los asuntos de la Región Administrativa Especial de Hong Kong y su apoyo a las fuerzas anti-China que pretenden socavarla. Estas pruebas no sólo permiten ver la hipocresía de Estados Unidos y su intervención en los asuntos hongkoneses, sino también reconocer su obsesión por la hegemonía y su ruin intención de frenar el desarrollo de China.
Específicamente, esta lista está dividida en cinco partes, enumerando 102 intervenciones por parte de EE. UU. en los asuntos de Hong Kong, incluyendo la elaboración de proyectos de ley relacionados con la región china, la imposición flagrante de sanciones, la difamación de los asuntos de la ciudad, y el encubrimiento y apoyo a elementos desestabilizadores. Con dicha enumeración, no resulta difícil percibir cuán dura, grosera e imprudentemente Estados Unidos está incitando el caos anti-China en Hong Kong.
Esta lista también permite comprender cuán grotesco y ridículo es el doble estándar de Estados Unidos en asuntos como la democracia, la libertad, los derechos humanos y el Estado de derecho. El país norteamericano ha intervenido repetidamente en los asuntos de Hong Kong bajo estos pretextos, denigrando su Ley de Seguridad Nacional y el mejoramiento de su sistema electoral.
Dicha hipocresía queda al descubierto, una vez más, tras una somera enumeración de las violaciones a los derechos humanos cometidas por Estados Unidos en los últimos seis meses. Desde su fracaso en la lucha contra la epidemia, comprometiendo con ello la vida de sus ciudadanos, hasta el asesinato desenfrenado de civiles durante la retirada de las tropas en Afganistán y, más recientemente, la repatriación inmisericorde de un gran número de inmigrantes haitianos desprovistos de comida y dinero: es el propio país norteamericano el que debe ser denunciado por atropello a los derechos humanos. Es más, fue nadie menos que el enviado especial de Estados Unidos para Haití, Daniel Foote, quien condenó las “acciones inhumanas" del Gobierno estadounidense y renunció airadamente el día 23 de este mes. Mientras tanto, durante la 48ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, muchos países también condenaron enérgicamente las múltiples violaciones de los derechos humanos cometidas por Estados Unidos.
El pueblo chino no causa problemas, pero tampoco les teme: el intento de Estados Unidos de contener el desarrollo de China interviniendo en Hong Kong es una fantasía irrealizable.
El mundo ha visto que la situación general de Hong Kong ya se ha estabilizado. La elaboración e implementación de la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong restaura la seguridad y la estabilidad de la región, y promueve su transformación desde el caos a la gobernanza y desde la gobernanza a la prosperidad. Tras la celebración de una serie de elecciones en Hong Kong, el principio de que "los patriotas gobiernan Hong Kong" sin duda se materializará más vigorosamente, y el sistema de gobernanza de "un país, dos sistemas" mejorará continuamente para garantizar su estabilidad de largo plazo.
Frente a la evidencia presentada por China y la palpable realidad que forman la prosperidad y el desarrollo de Hong Kong, ¿cómo puede Estados Unidos continuar con la farsa política de interferir en los asuntos de la región? El país norteamericano debe ser más cuidadoso y atender a las posibles consecuencias de sus acciones. Ninguna fuerza debe subestimar la firme determinación, la fuerte voluntad y la gran capacidad de China para oponerse a toda intervención externa.

La elaboración e implementación de la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong restaura la seguridad y la estabilidad de la región, y promueve su transformación desde el caos a la gobernanza y desde la gobernanza a la prosperidad.