España vive un auge de bodegas submarinas. En los últimos años, varios productores de vino se han dejado seducir por esta curiosa técnica de envejecimiento que es la conservación bajo el mar. Y es que el entorno acuático proporciona sabores únicos a esta bebida milenaria.
A priori parece solo una vieja botella, pero este aspecto se debe a los 9 meses que ha pasado en el lecho marino, como parte del proceso de maduración del vino. Cada vez son más los productores vinícolas españoles que se lanzan a crear bodegas submarinas, pues la presión del agua, la temperatura, la salinidad, y la falta de luz y ruido otorgan a la bebida unas características muy valoradas por su excepcionalidad.
Unos aromas y matices que han conquistado los paladares de los clientes, que no dudan en desembolsar casi el doble por degustar estos sabores únicos.
Esta empresa es pionera en España y ya ha hecho descansar más de 20.000 botellas de tinto, blanco, rosado, espumoso y dulce en el fondo marino. Una guarda que se realiza a una profundidad de 17 metros y una temperatura media de unos 15 grados.
Y es desde esta propia finca, la viña más pequeña de la región de Cataluña, de donde sale el vino que luego envejece en el mar.

Unos aromas y matices que han conquistado los paladares de los clientes, que no dudan en desembolsar casi el doble por degustar estos sabores únicos.