Los brotes de COVID-19 en los cruceros marítimos brasileños motivaron la suspensión de la temporada del sector. Para muchas familias brasileñas este es un destino habitual en el verano y, por segundo año seguido, tiene que cancelar sus rutas debido a la pandemia, afectando a miles de turistas que ya tenían preparadas las maletas para embarcar y causando elevadas pérdidas económicas a las operadoras de cruceros.
Las compañías de cruceros marítimos de Brasil suspendieron la temporada tras detectarse cerca de un centenar de positivos por la COVID-19 en los cinco navíos que estaban operando actualmente en el litoral del país.
La estatal Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil, la Anvissa, pidió la semana pasada la suspensión de la temporada de cruceros tras los brotes de positivos detectados por el virus, atribuidos a la variante Omicron. Los cinco cruceros tenían los dos mayores niveles de gravedad epidemiológica en los criterios de la Anvisa.
Los dos últimos cruceros que estaban activos llegaron este jueves a los puertos de Río de Janeiro y Santos forzando a más de cinco mil pasajeros a desembarcar. En uno de ellos, había 65 tripulantes con positivo y 25 pasajeros, mientras que en el otro eran 5 pasajeros y 2 tripulantes con la COVID-19.
La temporada de cruceros marítimos en Brasil va de noviembre a abril, cuando los navíos regresan a Europa. Tras la suspensión forzada por la pandemia en 2021, se esperaba que este año fuera el de la retomada del sector en Brasil.
Con una oferta de 5 cruceros, más de 380.000 camas, 106 rutas y 413 escalas en ciudades como río de Janeiro, Santos, Salvador, Buzios, Fortaleza, Maceió o Ilheus, la previsión era generar 24.000 empleos y un impacto económico de más de 300 millones de dólares en la economía nacional.
“Lo más complicado aquí fue conciliar las vacaciones, tanto las mías como las de mi esposa, fue un planeamiento desde el inicio del año, planeamos las vacaciones juntos, y entonces para cancelar y hacer otro crucero en otro período es bien difícil, entonces con recelos acabamos yendo y esperamos que ahora no haya ningún problema”, dijo Anderson Santos, un pasajero forzado a desembarcar.
“Cada día un porcentaje de los pasajeros del barco era testada, recibía una carta en el cuarto con el horario marcado para hacerse la prueba de antígenos. Tras hacerla, se anunciaba las personas que habían dado positivo, eran aisladas, tenían una planta reservada para ellos, y tener los cuidados de siempre, máscara, alcohol en gel, distanciamiento es algo difícil dentro del navío, pero el resto de cuidados nos los recordaban el tiempo todo para mantenerlos”, reveló Renata Madeira, otra pasajera forzada a desembarcar.

Los brotes de COVID-19 en los cruceros marítimos brasileños motivaron la suspensión de la temporada del sector.