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Descubren nueva especie de tortuga en las islas Galápagos
Actualizado 2022-03-15 01:19 GMT
CGTN Español

El ministerio del Ambiente de Ecuador informó que la especie de tortuga gigante que habita en la isla San Cristóbal, provincia de Galápagos, hasta el momento conocida como Chelonoidis chathamensis, corresponde genéticamente a una especie diferente. Así lo determinó un estudio científico realizado por las universidades de New Castle, Yale, y la estatal de Nueva York, Galápagos Conservancy y otras instituciones. 

Este descubrimiento fue el resultado de la comparación de estudios científicos de las tortugas gigantes que habitan en la isla con el ADN de las descritas anteriormente. Por tanto, luego del estudio efectuado se estima que las ocho mil tortugas que habitan en la isla San Cristóbal podrían no ser Chelonoidis chathamensis, sino que corresponden a un linaje completamente nuevo y que el linaje descrito (c. chathamensis) basados en los restos recolectados en 1906 por la Academia de Ciencias de California, en cuevas en la parte alta de la isla, podría estar extinto y que por lo tanto, en la isla posiblemente habitaron juntas dos especies diferentes. 

El director de Conservación de Galápagos Conservancy, Washington Tapia en entrevista con CGTN en Ecuador explicó que luego de analizar los huesos encontrados en esas cuevas, "se evidenció que uno de los caparazones es el espécimen en base al cual se describió el Chelonoidis chatamensis, y es por esa razón que decimos que las tortugas que existen actualmente, no son Chelonoidis chatamensis, porque su holotipo corresponde a este linaje que acabamos de describir, pero que lamentablemente al parecer esta extinto. Porque todo lo que tenemos son muestras de ADN de huesos encontrados en unas cuevas, no tenemos por el momento individuos vivos, existe probabilidad que exista alguna tortuga de este linaje aparentemente extinto posiblemente viva, pero no la hemos encontrado". 

Tapia considera que se estima que la especie Cheloinidis chatamensis se extinguió debido a la acción humana, "primero piratas balleneros y posteriormente los primeros colonos que también sacrificaron tortugas para extraer su aceite y exportar al continente para el alumbrado público de Quito y Guayaquil, esta fue la razón por la cual esta especie se extinguió". 

El equipo de investigadores está recuperando más ADN de la especie que consideran extinta y buscan determinar cómo se relacionaron las dos especies mencionadas, además los científicos consideran que el nombre Chelonoidis chathamensis debe asignarse a la especie desaparecida y el nuevo grupo de clasificación científica debe recibir un nuevo nombre. Sin embargo, este proceso según explica Tapia lleva tiempo, entre uno y dos años, porque se deben realizar más análisis genético. "Para reconfirmar que efectivamente solo estamos hablando de la especie vigente y no de la aparentemente extinta", y luego el equipo de investigadores debe preparar la documentación científica para hacer la descripción y lograr que la Comisión de nomenclatura de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la acepte como una nueva especie. 

El grupo de científicos cuenta con alrededor de 2900 muestras de ADN de las tortugas, pero analizarlas lleva tiempo y tienen un costo, esto hace que el proceso de tener un nuevo nombre para la especie encontrada demore, la investigación tardó tres años y participaron 15 personas, la mayoría de ellos son biólogos y genetistas. Washington Tapia formó parte del equipo que descubrió una nueva especie de tortuga en 2015, la chelonoidis donfaustoi en la isla Santa Cruz. 

El ministro de Ambiente de Ecuador, Gustavo Manrique escribió en su cuenta de Twitter: "buenas noticias, estudios genéticos realizados por @UniofNewCastle, @Yale @Savegalapagos revelaron que la Isla San Cristóbal en Galápagos es el hogar de una especie de tortuga gigante aún no descrita para la ciencia". 

Las islas Galápagos son Patrimonio Natural de la Humanidad, fueron declaradas así por el comité de Patrimonios de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en septiembre de 1978 y se consideran un laboratorio viviente y de la evolución.