Autoridades provinciales de China continúan con los esfuerzos para contener los brotes de COVID-19. Veamos cómo está evolucionando la situación en Jilin y Guangdong, dos de las provincias más afectadas por los últimos focos de contagio.
La provincia de Jilin, en el noreste de China, vuelve poco a poco a las rutinas habituales. La ciudad de Yanji, en la que se registró el primer caso del brote actual de COVID-19 y que ha reportado 180 nuevos casos, ha reabierto supermercados y restaurantes después de un confinamiento de tres semanas.
Las escuelas y el transporte público también vuelven a abrir de manera gradual, después de 40 días de arduos trabajos para controlar el brote en las diferentes regiones de la provincia.
Dada su importancia como base de insumos agrícolas, Jilin ha establecido un "canal verde" que permita el trasporte de materiales agrícolas, así como de aquellos agricultores que deseen volver a sus hogares para la temporada de siembra primaveral.
Mientras tanto, Guangzhou, la capital de Guangdong, una provincia con una densa producción de manufacturas, informó de 18 nuevos casos este domingo. La ciudad ha restringido la presencialidad en las aulas, obligando a impartir las asignaturas en línea en las escuelas de primaria y secundaria.
Asimismo, se ha limitado en gran parte las llegadas desde otros lugares. Desde el 11 de abril, todas las personas que salgan de la ciudad deberán presentar un certificado de prueba negativa en las últimas 48 horas. Se ha habilitado además un centro de exhibición como hospital temporal, después de que las autoridades hayan anunciado que se harían pruebas masivas a la totalidad de la ciudad.

Jilin ha establecido un "canal verde" que permita el trasporte de materiales agrícolas.