El Perú ha estado en el foco de la noticia en las últimas semanas debido a una prolongada crisis política y social que ha sumido al país en una suerte de callejón sin salida. Al descontento social manifestado en las calles por el elevado costo de vida, se suma el reclamo hacia el gobierno y una clase política que no ha sabido atender las demandas de su población. 

Los disturbios del 2 de abril en el Perú no hacían presagiar la magnitud de la convulsión social que se produciría días más tarde. Lo que se inició como una paralización de transportistas ante el alza del precio de los combustibles, pasó de una demanda económica a una protesta política, que por momentos parecía poner contra las cuerdas al gobierno del presidente Pedro Castillo. 

El Perú ha tenido 6 presidentes en menos de 6 años, todo un récord que grafica muy bien la debilidad política e institucional del país. Y en tal sentido, para el ex premier Luis Solari el problema de la crisis actual se debe a la inexistencia de una sociedad civil que ejerza un verdadero control político al gobierno.

Pero esta crisis también se explica por la inercia de los actores en el plano político. Si bien es cierto, la población ejerció una presión pasajera durante las marchas del 5 de abril, existen dos contendientes en la arena política que mantienen una lucha que no tiene cuándo acabar.

En este difícil contexto se barajan posibles salidas a esta crisis, como la renuncia del presidente Castillo, tal como lo exigieron las calles el 5 de abril o la salida del ejecutivo y legislativo, al mismo tiempo. Pero en lo que coinciden muchos analistas es en la necesidad un gran consenso nacional, sin partidos, ni intereses de grupo, que por fin deje en manos de los peruanos su propio destino.

El Perú ha estado en el foco de la noticia en las últimas semanas debido a una prolongada crisis política y social que ha sumido al país en una suerte de callejón sin salida.