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Una farsa partidista que hace más profunda la "pesadilla estadounidense"
Artículo de opinión

"Si Estados Unidos no resuelve los problemas sistémicos que amenazan la democracia, esta audiencia (la del asalto al Capitolio) tendrá poca influencia". Así se expresó recientemente el periodista estadounidense Nolan Siglton.

Comenzando el 14 de junio, el Comité de Investigación Especial de la Cámara de Representantes de EE. UU. celebró dos audiencias sobre los disturbios del Capitolio. CNN comentó que la retransmisión en vivo puede hacer que EE. UU. recuerde el impacto que tuvo esta "pesadilla nacional". Para el resto del mundo, se trata de una oportunidad para revisar la democracia al estilo estadounidense.

Hace un año, el 6 de enero, miles de simpatizantes del entonces presidente, Donald Trump, irrumpieron en el Capitolio de EE. UU., en un intento por cambiar, mediante el uso de la violencia, el resultado de las elecciones presidenciales. Como consecuencia, cinco personas murieron, más de 140 policías resultaron heridos y al menos 700 personas fueron arrestadas. El asalto, que conmocionó al mundo, fue considerado como "la hora más oscura de la democracia estadounidense". Superficialmente, la causa del incidente fue la insatisfacción de los partidarios de Trump con los resultados de las elecciones generales, pero en esencia, fue la consecuencia de una profunda división que viene de largo, así como del aumento de la polarización política en EE. UU.

Las dos audiencias celebradas en estos días han dado a conocer una gran cantidad de vídeos y testimonios, mientras se trata de probar si Trump, tuvo relación directa con los disturbios y si continuó denunciando fraude electoral incluso después de conocer que había perdido las elecciones. Estos vídeos y testimonios muestran, una vez más, las "cicatrices" de la democracia al estilo estadounidense, exponiendo su verdadero rostro como una herramienta para que los políticos compitan por el poder y el beneficio económico.

El año pasado estuvo marcado por el partidismo desde el inicio de la pesquisa hasta la celebración de las audiencias. La Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, inició una investigación de alto nivel y promovió enérgicamente la difusión de las audiencias. Por su parte, el Partido Republicano acusó a los miembros del comité de la investigación de ser "unilaterales", calificando la propia audiencia de "estratagema" para desviar la atención. Entretanto, los medios de comunicación leales a cada partido también dejan ver claramente su posición. CNN y otros medios liberales han transmitido en vivo y en profundidad comentarios sobre la audiencia, mientras que la conservadora Fox TV no solo no emitió la primera audiencia, sino que a solo cinco minutos del inicio de la misma anunció que los índices de audiencia eran desalentadoramente bajos y difundió un programa en contraataque.

Si EE. UU.  todavía está enredado en reyertas entre partidos y es incapaz de resolver sus problemas internos, significa que la "democracia al estilo estadounidense" ya no tiene cura.

Este es un año de elecciones de medio rango en EE. UU., y las actitudes opuestas de las dos partes son evidentes. Como resultado, una investigación que se suponía que iba a descubrir la verdad, se ha convertido en una pantomima partidista. Esto no solo refleja la creciente polarización política en EE. UU., sino que también abre una brecha cada vez más profunda entre la opinión pública de ese país.

La sociedad estadounidense está más y más dividida, y numerosas contradicciones se van acumulando y fermentando. Sin embargo, los políticos estadounidenses nunca se han decidido a resolver el problema de raíz; por el contrario, continúan promoviendo juegos de interés en torno a temas como la prevención y el control de la pandemia, el estímulo económico y las leyes de control de armas, una situación que no hace más que acrecentar las disputas. En este contexto, el número de muertos por la COVID-19 ha superado el millón y continúan produciéndose tiroteos y ataques violentos contra ciudadanos de origen asiático y africano.

Si el país todavía está enredado en reyertas entre partidos y es incapaz de resolver sus problemas internos, significa que la "democracia al estilo estadounidense" ya no tiene cura. Por más audiencias que se celebren, terminará prevaleciendo la "pesadilla estadounidense".