El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, visitará Israel, Cisjordania (Palestina) y Arabia Saudita esta semana, en lo que es su primer viaje a Oriente Medio desde que asumió el cargo. El día 9, Biden escribió un artículo en el "Washington Post", afirmando que esta visita es "crítica" para la seguridad estadounidense, al tiempo que enfatizó "ganar la competición a China".
¿Por qué menciona a China de nuevo? Hay múltiples consideraciones detrás de esto.
En lo que respecta a la política interna de EE. UU., hay una distorsión en la política actual de Washington. Anti-China ha sido la mayor "corrección política". Cualquier cosa bajo la apariencia de ser anti-China parece lo razonable. Después del asesinato del periodista saudí, Jamal Khashoggi, en 2018, Biden criticó duramente al príncipe heredero saudí y afirmó que hará que Arabia Saudita sea un país despreciado. Ahora, bajo la presión de la realidad, la administración Biden ha dado un giro de 180 grados, provocando una gran controversia interna. Hablar de "competir con China" ha sido un medio para desviar la atención y defender su viaje a Arabia Saudita. Como señala el sitio web "World Press Syndicate", si Biden visita Arabia Saudita como parte de su estrategia para ganar la "nueva guerra fría" contra China, es posible que pueda obtener comprensión interna.
Sin embargo, esto no es solo una justificación, sino también un propósito importante del viaje de Biden. Como dice en el artículo, para contrarrestar a Rusia y ganar la competición con China, "debemos comprometernos directamente con aquellos países que pueden influir en estos resultados". Esto demuestra que Estados Unidos quiere usar el Medio Oriente como escenario para juegos estratégicos contra China y Rusia.
La administración Biden ha cambiado su enfoque estratégico global en la región de Asia-Pacífico durante más de un año desde que asumió el cargo. La política de Oriente Medio puede describirse como infructuosa: la negociación del acuerdo nuclear con Irán ha fracasado, la retirada de las tropas de Afganistán ha dejado un vacío de seguridad, y se alza la voz de los aliados tradicionales como Israel, Arabia Saudita y otros que están insatisfechos con él... Hay señales de que la posición de Oriente Medio en la estrategia global de Estados Unidos ha bajado.
Al mismo tiempo, la región de Oriente Medio, como centro de la construcción de la Franja y la Ruta, ha logrado continuamente nuevos resultados en cooperación con China. Tomando a Arabia Saudita como ejemplo, las estadísticas muestran que entre 2000 y 2021, el comercio de Arabia Saudita con los Estados Unidos aumentó solo en pequeña medida, de $20,5 mil millones a $24,8 mil millones, mientras que el comercio entre Arabia Saudita y China aumentó de $3 mil millones a 67 mil millones durante el mismo período. La conexión orgánica entre la iniciativa "la Franja y la Ruta" y la "Visión 2030" de Arabia Saudita está generando nuevas oportunidades para el desarrollo de Arabia Saudita. Esto hace envidiar a los políticos estadounidenses con una mentalidad de suma cero, y les preocupa aún más que su influencia en el Medio Oriente se vea afectada. Esto explica, por un lado, por qué en la cumbre del G7 de este año, Biden anunció el lanzamiento de la llamada iniciativa "Asociación de Infraestructura Global": la intención de enfrentar la iniciativa "la Franja y la Ruta" y socavar la cooperación entre China y los países a lo largo de la ruta es evidente por sí mismo.
Sin embargo, ya sea para persuadir a Arabia Saudita de aumentar la producción de petróleo, atenuar la relación con sus aliados o ganarse a los países de Medio Oriente para construir pequeños grupos anti-China, el objetivo de Biden en este viaje no será fácil de lograr, porque ningún país está dispuesto a ceder sus propios intereses por una hegemonía al estilo estadounidense. El viaje de Biden a Oriente Medio demostrará una vez más que los días en que Estados Unidos controlaba todo han terminado.