¡Más pruebas sobre el “imperio de hackers”! Un reciente informe del Centro de Privacidad y Tecnología de la Escuela de Derecho de la Universidad de Georgetown ha sacado a la luz que EE. UU. ha gastado unos 3.000 millones de dólares en la vigilancia holográfica de su población.
Según este informe titulado American Dragnet: Data-Driven Deportation in the 21st Century, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE) ha creado un sistema de vigilancia y recopilado numerosos datos con el pretexto de facilitar la deportación de los inmigrantes ilegales, pero en realidad, su cobertura de vigilancia casi abarca a toda la población estadounidense y sus maniobras de toda índole son realmente alarmantes.
I. Los datos provenientes de toda instancia
El Informe señala que los datos utilizados por el ICE provienen de distintas fuentes, como el permiso de conducir, la información de los clientes de empresas de servicios públicos, los registros de llamadas telefónicas, bienestar infantil, créditos, empleos, asistencia sanitaria y vivienda, la información de geolocalización y las publicaciones en redes sociales, que abarcan todos los aspectos de la vida y el trabajo diarios de los ciudadanos estadounidenses.
Por ejemplo, el ICE ha utilizado la tecnología de reconocimiento facial para recuperar las fotos del permiso de conducir de 1 de cada 3 adultos en EE. UU., acceder a los datos del permiso de conducir de 3 de cada 4 adultos y seguir la trayectoria del movimiento de sus vehículos en las ciudades donde habitan.
El ICE también ha comprado el acceso a los datos de los clientes de las empresas de servicios públicos, lo que le permite obtener datos privados como las direcciones exactas y los números de teléfono de las personas a través de los registros de agua, electricidad, gas natural, telecomunicación móvil e Internet, entre otros.
Además, a través de acuerdos con intermediarios de datos privados, el ICE ha tenido acceso a la información de más de 218 millones de clientes de servicios públicos en los 50 estados de EE. UU., lo que representa dos tercios de la población estadounidense.
Nina Wong, una coautora del Informe, dijo: “Lo que me ha asombrado es que el ICE ya ha construido una amplia infraestructura de vigilancia que le permite rastrear a casi cualquier persona en cualquier momento.”
Ella también afirmó que el ICE ha elevado su capacidad de vigilancia a escondidas y sin supervisión, y ha logrado eludir las regulaciones y la atención de los legisladores. Incluso en los estados que han intentado proteger los datos sobre inmigración, el ICE ha encontrado formas para burlar las restricciones de acceso y las normativas.
“El resultado es que la información de cualquier persona puede caer en manos de las autoridades de inmigración, simplemente porque esta persona ha solicitado un permiso de conducir, conducido por las carreteras o firmado un contrato con una empresa de servicios de calefacción, agua o electricidad.”
II. El rápido aumento del gasto en vigilancia
The Guardian ha escrito que una de las importantes secuelas de los atentados del 11-S es que EE. UU. se ha convertido en un país donde “la vigilancia es presente en todas las partes”, y su vasta infraestructura de vigilancia se ha incrementado enormemente. Nadie sabe cuánto dinero se ha gastado o cuántas personas se han empleado en la vigilancia. “Han pasado tantos años, pero el Estado de vigilancia sigue operando en secreto.”
De acuerdo con el informe, entre 2008 y 2021, el ICE gastó unos 2.800 millones de dólares en nuevos programas de vigilancia, recopilación e intercambio de datos, y su gasto anual en este trabajo se disparó de 71 millones a 388 millones de dólares.
La financiación a la vigilancia se ha multiplicado por 5 veces en estos trece años. Cabe preguntar, ¿Cuán enorme es la demanda de vigilancia de EE. UU. al gastar tanto dinero? ¿Hasta dónde ha extendido el ICE sus tentáculos? ¿Cuántas personas han sido vigiladas? Pero, EE. UU. nunca ha dado una respuesta al respecto.
III. El abuso generalizado de la confianza del público
El ICE ha abusado de la confianza del público al tomarla como una llave maestra para acceder a los datos privados del público. No es extraño que estas conductas hayan sido criticadas duramente por distintas partes.
Un artículo de Los Angeles Times reveló que, tras los atentados del 11-S, al ICE le dieron grandes poderes para combatir el terrorismo y hacer cumplir las leyes de inmigración. “Desde entonces, el ICE ha ignorado a menudo los límites legales y morales para recopilar las informaciones personales de los ciudadanos, y ha tejido un vasto sistema de vigilancia. Este organismo ha colectado los datos privados de cientos de millones de estadounidenses, casi sin ser supervisado ni exigido la rendición de cuentas.”
El mismo Informe también mencionó que el ICE ha suscrito acuerdos de intercambio de información con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., para obtener las informaciones de los niños refugiados no acompañados en la frontera, so pretexto de ofrecerles el cuidado, y que de esta forma ha localizado y detenido a al menos 400 de sus familiares.
En febrero de 2020, un inmigrante indocumentado del estado de Maryland fue retenido en su casa por el ICE tras solicitar un permiso de conducir, según el sitio web de The Well News, una organización independiente de noticias de EE. UU.. La investigación reveló que el ICE accedió a la base de datos de permisos de conducir de este estado, para encontrar los objetos de deportación. “EE. UU. promete a los inmigrantes que el gobierno es digno de confianza, pero los hechos demuestran que el ICE está abusando de la confianza.”
El Informe anual de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE.UU. reveló que sólo en el último año, el FBI ha realizado, sin orden de registro, hasta 3,4 millones de exámenes sobre los datos electrónicos de los ciudadanos estadounidenses.
Según un artículo publicado por el podcast de tecnología estadounidense Techdirt, desde hace mucho tiempo la excesiva regulación del ICE se ha extendido a otros ámbitos, como realizar inspecciones sorpresivas a los talleres de reparación no autorizados por la empresa Apple para impedir a los ciudadanos a disfrutar de los servicios de reparación de sus dispositivos en estos talleres que no aportan lucros a la gigante tecnológica, y cerrar, sin cumplir el debido proceso, masivamente los sitios web privados.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha revelado que las autoridades de inmigración de EE.UU. han venido utilizando de forma secreta una tecnología invasiva de vigilancia de teléfonos móviles conocida como “stingray”. Según el informe, la tecnología “stingray” utiliza un tipo de pseudo estación base para engañar a los teléfonos móviles circundantes a transmitir su información de identificación única, con el fin de localizar los teléfonos móviles y conocer la identidad de sus usuarios en una zona determinada.
Según un informe en The Hill, el ICE desarrolló una aplicación de teléfono GPS llamada Smartlink para rastrear a los inmigrantes durante la pandemia, alegando que era solo para garantizar que los inmigrantes que fueron liberados de la detención asistirían a las audiencias de deportación. Pero esta política alternativa de detención ha sido abusada y ha violado el derecho a la privacidad de los inmigrantes. De hecho, la aplicación ha sido utilizada en una gran cantidad de inmigrantes sin antecedentes penales y sin requisitos de detención. Y no se sabe si existen otros usos ocultos como el rastreo o la opresión por motivo racista.
Durante años, con el pretexto de “mantener la seguridad pública”, EE. UU. ha exigido a algunas empresas de alta tecnología que instalen “puertas traseras” en las aplicaciones de encriptación, para facilitar las supuestas “operaciones de aplicación de la ley en el ámbito cibernético”. Esto va en contra de los principios de la verdadera seguridad de los datos, según un artículo del sitio web británico Computer Weekly.
La ACLU señaló que ,“el sistema de vigilancia masiva y las fuerzas de vigilancia omnipresentes del gobierno estadounidense son más expuestos al público que nunca, y tienen graves impactos en la vida de las personas.”
A lo largo de los años, las nefastas conductas de EE. UU. de realizar la vigilancia interna y el robo de secretos en el exterior han sido denunciadas en repetidas ocasiones, y este último informe de la Universidad de Georgetown ha confirmado una vez más la triste reputación de EE. UU. como “imperio de hackers” e “imperio de vigilancia”.
Es cada vez más claro que todas las acusaciones de EE. UU. contra China son nada más una maniobra despreciable de EE. UU., imputando a China los crímenes que ha cometido o está cometiendo éste mismo. Y esta hipocondriasis de EE. UU. jamás podrá ser tolerada.

Un reciente informe del Centro de Privacidad y Tecnología de la Escuela de Derecho de la Universidad de Georgetown ha sacado a la luz que EE.UU. ha gastado unos 3.000 millones de dólares en la vigilancia holográfica de su población.