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La ilusión de los chips de Estados Unidos no puede salvarle de su aprieto
Artículo de opinión

El “Proyecto de Ley de Chip y Ciencia” de 2022 firmado por el presidente estadounidense, Joe Biden, se ha topado con la desaprobación de la opinión pública estadounidense en los últimos días. "The New York Times" dijo que el proyecto de ley parece ambicioso, pero puede que no sea efectivo por muchos años. 

The Washington Post publicó un artículo del profesor adjunto de la Universidad de Indiana, Sarah Bauerle Danziman, que duda si el "Proyecto de Ley de Chips" es una "ficción cara" o un catalizador eficaz para la innovación.

¿Por qué se está poniendo tanto en duda este proyecto de ley de mil páginas? Porque el contenido y el propósito no son simples. Es una "versión corta" de la anterior "Ley de Competencia Estadounidense" y de la "Ley de Fronteras Sin Fin", entre otras. Tiene tres contenidos principales: proporcionar 52.700 millones dólares en apoyo financiero a la industria de semiconductores; ofrecer a las empresas una compensación del 25 % de crédito fiscal en inversión por valor de 24.000 millones de dólares y por último, asignar alrededor de 200.000 millones dólares para apoyar tecnologías de vanguardia como inteligencia artificial, robótica y computación cuántica. 

A través de estas medidas, Estados Unidos ha obtenido una gran ilusión de aproximadamente 280.000 millones de dólares estadounidenses que irán destinados a atraer empresas para construir fábricas en Estados Unidos, promover la industria de fabricación de chips de procesos avanzados (por debajo de 28 nanómetros), para concentrarse en Estados Unidos y mantener la hegemonía tecnológica de Estados Unidos.

El resto del mundo también está preocupado porque este proyecto de ley también estipula que las empresas que reciben subsidios estadounidenses no realizarán ninguna "transacción importante" ni invertirán en chips de procesos avanzados con China u otros países que "preocupan a Estados Unidos" durante un período de diez años. Estas cláusulas y el nombramiento directo a China resaltan la ansiedad estratégica que Estados Unidos no puede contener.

En los últimos años, algunos países como China han seguido avanzando en el campo de la fabricación de semiconductores, lo que ha causado la inquietud en Estados Unidos. El proyecto de ley obliga a las empresas de chips a elegir bando; el objetivo es poner obstáculos al desarrollo de la industria de semiconductores en China y otros países, y mejorar la posición dominante de Estados Unidos en la industria de fabricación de chips. Esta es también la razón más profunda de la promulgación de este proyecto de ley por parte de los EE.UU.

Según estimaciones de Boston Consulting Group y otras instituciones, si Washington adopta una política de "desacoplamiento de tecnología dura" contra China, puede causar problemas a China en el corto plazo, pero las empresas estadounidenses de semiconductores sufrirán aún más, y se espera que pierdan el 18 % de la cuota de mercado global y el 37 % de los ingresos, y una reducción de 15.000 a 40.000 puestos de trabajo altamente cualificados.

Desde la perspectiva de la historia de las relaciones chino-estadounidenses, ¿en qué momento logró su objetivo la represión estadounidense? Tomando como ejemplo la exploración espacial, desde el Informe Cox hasta la Cláusula Wolfe, Estados Unidos ha hecho todo lo posible para excluir a China del "club espacial". Pero el Tiangong, "Palacio Celestial", que gravita hoy sobre la tierra, es la mejor prueba de que intentos similares por parte de Estados Unidos resultan contraproducentes.

La intervención política viola las leyes del mercado y el bloqueo tecnológico va en contra de la tendencia general del desarrollo. El tiempo demostrará que los obstáculos que EE. UU. ha creado para sus competidores, las minas que ha plantado en la cadena de suministro de la cadena global de chips para el desarrollo de la industria mundial reaccionarán contra sí mismo.

En los últimos años, algunos países como China han seguido avanzando en el campo de la fabricación de semiconductores, lo que ha causado la inquietud en EE. UU.