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Decodificando la última década de China: Iniciando nuevos capítulos de convivencia armoniosa entre el hombre y la naturaleza
Actualizado 2022-08-22 07:34 GMT
CGTN Español
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‍El presidente de China, Xi Jinping, ha afirmado que los seres humanos debemos asumir la naturaleza como nuestra raíz, respetarla, protegerla y adaptarnos a ella. Desde la celebración del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, y bajo la guía del pensamiento de Xi sobre la civilización ecológica, se han abierto nuevos capítulos de convivencia armoniosa entre la humanidad y la naturaleza.

Los satélites orbitando en el espacio han recogido durante décadas la pugna que han mantenido las arenas y las aguas en las orillas del Lago Qinghai. A partir de los años 70 del siglo pasado, comenzó a observarse el fenómeno de las arenas ganando terreno a las aguas, el cual se extendió por más de 40 años y, como resultado, los terrenos donde se ha concentrado la arena han formado un pequeño lago independiente del principal. Sin embargo, desde el año 2012, las superficies de esa zona han experimentado un proceso inverso: el avance de las aguas en detrimento del área arenosa. Hoy día, aquel pequeño lago que se formó ha vuelto a unirse al principal, y la topografía se parece nuevamente a la de cuatro décadas atrás.

El retorno a la naturaleza de terrenos que antes le correspondieron está teniendo lugar no sólo en el Lago Qinghai.

En los dos últimos lustros, al trazar diversas líneas rojas, se ha buscado garantizar la protección de zonas que tienen importantes funciones ecológicas o ecosistemas sumamente precarios y frágiles. En la listas de estas zonas protegidas se encuentran 5 parques, como las reservas de osos panda y la cuenca de convergencia de tres ríos, 14 parques geológicos de categoría mundial y 39 parques naturales nacionales con praderas. En la última década, 9195 reservas naturales han quedado marcadas con estas líneas rojas y, consecuentemente, contado con la necesaria protección.

En el actual decenio, como parte de los esfuerzos impulsados por China para fortalecer la relación entre el hombre y la naturaleza, no sólo se ha retirado la actividad humana de algunas regiones en favor de la naturaleza, sino que también se ha participado activamente en la rehabilitación de la propia naturaleza.

Actualmente, en el campo de terrazas de la aldea Xiayang, localizada en la ciudad de Lishui, en la provincia de Zhejiang, se percibe mucho ajetreo. A través de las imágenes de satélite de hace 10 años, se puede ver nítidamente que en aquellos tiempos la mayor parte de las terrazas no era más que terrenos secos y baldíos. Hoy día, las fotos satelitales de esa zona muestran un ambiente pletórico de dinamismo y vida.

A través del mapa tridimensional elaborado con la tecnología de fotografía y escaneo aéreos, hemos descubierto el secreto detrás de la reactivación del dinamismo de esa zona. En 2012, la ciudad de Lishui, en la provincia de Zhejiang, empezó la rehabilitación del sistema acuático del río Oujiang. Los manantiales, gracias a los más de 80 canales reparados, empezaron a fluir a las terrazas, facilitando la pululación y crecimiento de los peces, caracoles e insectos en el campo, que conforman juntos una cadena alimentaria. Los excrementos de los peces sirven como fertilizantes para las terrazas. Ese ecosistema de humedales ha devuelto nueva vitalidad al campo de terrazas.

Los ibis crestados, tildados de joya del Oriente, han visto expandirse su número hasta 5.000, mientras los alces, cuyas especies silvestres desaparecían de forma alarmante, ya superan la 8.000 cabezas.

En los últimos 10 años, la necesidad de una convivencia armónica entre el hombre y la naturaleza es una idea que ha calado profundamente en la conciencia de la gente. Las cicatrices ecológicas de la tierra china se han ido cerrando una tras otra.

La ciudad de Yancheng, en la provincia de Jiangsu, que un tiempo atrás estaba llena de marismas y tierras salinas-alcalinas, ha terminado de construir unas barreras protectoras ecológicas de más de 1600 hectáreas. La mina de hierro a cielo abierto de Aoshan, en la ciudad de Maanshan, con más de cien años de historia de explotación minera, después de muchos procesos de inyección de agua y relleno, se ha convertido en una “joya azul circular”.

Los terrenos baldíos con innumerables parches de color amarillo y negro han devenido en oasis. En la última década, los chinos, con sus manos laboriosas, han plantado la mayor extensión de bosques artificiales del mundo, un extraordinario éxito que supone más de 18 millones de hectáreas de plantación de árboles y pasto.

Si la humanidad trata con buena fe la naturaleza, ésta le devolverá a cambio el regalo de todo su esplendor. En la última década, las especies que se han detectado en territorio chino e incluido en el Catálogo de Fauna y Flora de China suman 128.000, casi duplicando la cifra de 2011. Más de 300 especies en peligro de extinción han experimentado alentadores crecimientos poblacionales. Las poblaciones silvestres de osos pandas y antílopes tibetanos han registrado un incremento evidente, por lo que la calificación que determina su grado de amenaza ha bajado de “en peligro de extinción” a “vulnerable”. Los ibis crestados, tildados de joya del Oriente, han visto expandirse su número hasta 5.000, mientras los alces, cuyas especies silvestres desaparecían de forma alarmante, ya superan la 8.000 cabezas.

Las montañas verdes y las aguas cristalinas se están multiplicando. El hermoso cuadro de convivencia armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza está tomando nuevas y coloridas formas bajo el pincel que sostiene la mano conjunta de millones de chinos.