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OCS: ancla en la tormenta de hoy y modelo de las relaciones de mañana
Actualizado 2022-09-19 02:56 GMT
CGTN en Español

La primera cumbre de líderes de la Organización de Cooperación de Shanghai celebrada en persona desde el brote de la COVID-19 está dando forma a la manera en que deben llevarse a cabo las relaciones internacionales en un mundo turbulento. 

Los líderes de los Estados miembros de la OCS firmaron y publicaron el 16 de septiembre la Declaración de Samarcanda del Consejo de Jefes de Estado de la OCS. También han publicado declaraciones y documentos sobre la salvaguarda de la seguridad alimentaria mundial, la seguridad energética internacional, la lucha contra el cambio climático y el mantenimiento de cadenas de suministros seguras, estables y diversificadas. 

La cooperación internacional no atraviesa unos momentos sencillos, especialmente en las cuestiones críticas mencionadas anteriormente, convertidas en moneda de cambio y sacrificio en los conflictos internacionales. El mundo se enfrenta a los graves desafíos que plantean la mentalidad de la Guerra Fría y la política de grupo en las relaciones internacionales, así como los objetivos políticos conflictivos. "Nuestro mundo actual está experimentando cambios acelerados no vistos en un siglo, y ha entrado en una nueva fase de incertidumbre y transformación", dijo el presidente chino, Xi Jinping en la reunión. 

Fundada en 2021, la OCS se ha expandido constantemente. Con ocho miembros de pleno derecho, la OCS es el mayor grupo regional del mundo, ya que abarca más de tres quintas partes del continente euroasiático y representa casi el 50% de la población mundial y una cuarta parte del producto interior bruto mundial. Se sitúa a la vanguardia de la estabilidad en Asia Central. Mediante la firma del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación a Largo Plazo de los Estados Miembros de la OCS, la cooperación en materia de lucha contra el terrorismo y la búsqueda común del desarrollo económico, la OCS ha hecho realidad la estabilidad y la seguridad de las fronteras para los Estados miembros durante las dos últimas décadas. 

Pero en el mundo actual, la OCS adquiere un papel más simbólico y sustantivo. 

Una gran parte de países occidentales están atrapados en el conflicto de Ucrania, enemistándose con cualquiera que no apoye su posición contra Rusia, al tiempo que se enfrentan a divisiones sociales y dificultades económicas. Han seguido regañando a India por comprar petróleo ruso y nunca se han quitado de encima la paranoia de que China está ayudando a Rusia. Al mismo tiempo, Estados Unidos ha estado provocando tensiones contra China, forzando a sus aliados y amigos europeos de la región a una difícil e incómoda posición de temer que tengan que elegir entre las dos potencias. La ONU está cada vez más paralizada por la incapacidad de sus miembros de llegar a un consenso debido a las diferencias políticas entre ellos. 

La OCS es una rareza en el mundo de hoy. Queda donde la cooperación, la cooperación verdadera y honesta, aún podría tener lugar. Sus principios fundacionales, que se reflejan en el Espíritu de Shanghai, sitúan la confianza mutua, el beneficio mutuo, la igualdad, la consulta y el respeto por la diversidad de civilizaciones y la búsqueda del desarrollo común en el centro del funcionamiento de la organización.

La OCS es el ancla de la región en el caótico panorama internacional actual, y sirve de modelo para un tipo de relaciones internacionales mediante el cual los países superen la inestabilidad actual. Muestra un sistema en el que los diferentes sistemas políticos e ideologías no obstaculizan la capacidad de los países para trabajar juntos. El pragmatismo exhibido y el enfoque práctico de los asuntos globales remiten a un orden global que una vez fue y a un futuro que el mundo en su conjunto debería intentar construir.