El anuncio solemne marcó la fundación de la República Popular China, un nuevo país en el mundo. Poco después, el gobierno popular comenzó a hacer amistad con otros países y ganar reconocimiento internacional. El 3 de octubre de 1949, dos días después de la fundación de la nueva China, la Unión Soviética se convirtió en el primer país en establecer relaciones diplomáticas con China. Pronto le siguieron otros diez países socialistas.
Entre las naciones asiáticas independientes, India fue la primera en establecer lazos oficiales con China. Entre los países occidentales, Suecia, Dinamarca y Suiza estaban en la lista. Otros, como Reino Unido y Países Bajos, reconocieron el estatus legítimo de China.
La nueva China hacía cada vez más amigos, pero el camino no fue tranquilo. Tras años de guerras y siglos de opresión imperialista, la principal misión diplomática era salvaguardar la seguridad nacional o, en otras palabras, sobrevivir. Durante la Guerra Fría, la mayoría de países escogieron entre el bando capitalista liderado por EE. UU. o el socialista, por la Unión Soviética. China eligió este último, ya que las potencias occidentales eran hostiles y llevaban a cabo políticas de contención del nuevo país. Esto suponía que China solo podía asegurarse ayuda económica y social de otros países socialistas.

La nueva China hacía cada vez más amigos, pero el camino no fue tranquilo.
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