Los datos económicos de China en 2022, aunque relativamente positivos, se han alejado del crecimiento sólido que había caracterizado al país asiático desde finales de la década de los 80. Sin embargo, las instituciones financieras y organismos multilaterales han actualizado al alza sus proyecciones de crecimiento para 2023 en este mes de diciembre. Una de las principales razones para este optimismo ha sido el ajuste de las medidas de lucha contra la pandemia.

La segunda razón para optar por el optimismo en cuanto al futuro de la economía china es el conjunto de medidas que las autoridades chinas están tomando con el objetivo de reactivar la actividad productiva. No se trata solo de medidas parche, sino que denotan una intención clara y renovada de impulsar la actividad económica.
El Comité Central del Partido Comunista y el Consejo de Estado han presentado en las últimas semanas un plan para expandir la demanda doméstica y estimular el consumo y la inversión hasta 2035.
El 15 y 16 de diciembre se celebró en Beijing la Conferencia Central de Trabajo Económico, la reunión anual en la que los líderes nacionales evalúan y definen los objetivos y políticas económicas de cara al año entrante. La cita de este año reviste especial importancia al tratarse de la primera después del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China y al coincidir en el tiempo con el ajuste de las políticas de lucha contra la pandemia.
En la agenda de la Conferencia, figuraban la implementación de políticas monetarias y fiscales más proactivas. Se admite la posibilidad de un déficit de alrededor del 3 % del PIB para 2023, mientras que en 2022 se fijó en el 2,8 %. En cuanto al objetivo de inflación, se espera que se mantenga sin cambios alrededor del 3 %. La política monetaria se ajustará a las necesidades de la economía, permitiendo una inflación moderada.
Se establecerán políticas de apoyo al mercado de trabajo, además de impulsar el consumo, la seguridad en las cadenas de suministro a través de créditos y facilidades impositivas para las empresas. Se incide en los objetivos de desarrollo de una economía verde, basada en la innovación y un crecimiento sostenible y equitativo.
En cuanto al sector inmobiliario, en noviembre ya se presentaron una serie de políticas de apoyo, que han tenido su reflejo en una relajación del descenso en los precios inmobiliarios. Las autoridades ordenaron a las instituciones bancarias brindar apoyo financiero y crediticio a las empresas del sector, y facilitar la refinanciación de los proyectos detenidos. También se incrementará la claridad regulatoria sobre la exposición de las instituciones financieras al crédito inmobiliario, y se establecerán políticas de apoyo para la adquisición de viviendas, como la reducción de los tipos de interés para restaurar la confianza entre los compradores de inmuebles. En el lado de la demanda, el rápido avance de la urbanización ofrece espacio y soporte para un desarrollo estable del sector.

En cuanto al sector inmobiliario, en noviembre se presentaron una serie de políticas de apoyo, que han tenido su reflejo en una relajación del descenso en los precios inmobiliarios.
El Gobierno chino también es consciente de la necesidad de recuperar la confianza de los inversores internacionales y de disponer acciones importantes para atraer y retener la inversión extranjera ante el riesgo de relocalización de las cadenas de suministro.
Las autoridades también están realizando ajustes en las políticas para los sectores de tecnología y educación. Las grandes empresas tecnológicas, bajo un marco regulatorio normalizado y de apoyo a la economía digital, deben liderar el crecimiento económico, la creación de puestos de trabajo y ganar competitividad a nivel internacional.
Otras razones que invitan al optimismo es que aún podría quedar cierto margen de maniobra con herramientas como los tipos de interés, que al contrario que en otras economías, no han llegado a reducirse hasta niveles muy bajos. Además, el liderazgo en áreas de economía digital como la inteligencia artificial, la conducción autónoma, el 5G y el equipamiento de telecomunicaciones son puntales que pueden permitir afrontar con mayor confianza los próximos meses.

El liderazgo en áreas de economía digital como la inteligencia artificial, la conducción autónoma y el 5G son puntales que pueden permitir afrontar con mayor confianza los próximos meses.
En este ambiente de renovado optimismo, es necesario proceder con cautela y adquirir consciencia de la situación. El ajuste de las medidas de protección contra la pandemia ha provocado disrupciones en el consumo y producción al añadir incertidumbre y falta de trabajadores por contraer la enfermedad. Es por ello que es posible que haya que esperar hasta el segundo trimestre de 2023 para confirmar la recuperación de la aceleración del crecimiento, siempre teniendo en cuenta la importancia del efecto base al interpretar grandes tasas de crecimiento.
La desaceleración del crecimiento global y las tensiones geopolíticas también añaden nubarrones al panorama. Las tirantes relaciones entre Estados Unidos y China, agravadas por la imposición unilateral de Estados Unidos de controles a la exportación en sectores críticos como los semiconductores, son un riesgo latente para la economía china y global.
Existen también ciertas áreas en las que las reformas deberían tener lugar. Son necesarios pasos para suavizar la circulación económica interna, mejorar el sistema de distribución de ingresos, fortalecer las reformas estructurales de oferta y fomentar el desarrollo de nuevos modelos de consumo. Otras prioridades incluyen el apoyo a las manufacturas y a las empresas de ciencia y tecnología y pequeños negocios, acelerar la construcción de infraestructuras estratégicas en campos como el transporte, y la conservación de agua y energía, y fortalecer en áreas como la sanidad, la educación, el cuidado de los mayores y la nueva infraestructura.
La economía china ha aguantado con crecimiento los pasados tres años de pandemia. Ante un empeoramiento de las cifras económicas, es el momento de pivotar hacia un crecimiento sólido, sostenible y equitativo, apoyándose en las fortalezas estructurales y en las políticas a implementar. La identificación de los desafíos domésticos y la plena constancia de la coyuntura internacional son también pilares para un impulso hacia un crecimiento robusto necesario tanto para China como para todo el mundo.
(Contribución de Luis Martín Rodríguez, analista de economía de CGTN Español.)