En terrenos como el económico, el político, el científico y el social, China ha cosechado numerosos éxitos. El espíritu con el que el país asiático avanza va en dirección opuesta a toda procrastinación, y evidencia con hechos duros y tangibles que 1.400 millones de personas, unidas con gran fortaleza y una meta común, avanzan con seguridad en una nueva expedición rumbo a la revitalización nacional. El recién concluido XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China viene a coronar una década marcada por el desarrollo acelerado, por una estabilidad proyectada a nivel nacional y por una colectividad que se aglutina como una gran pieza de acero.
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El brote de la pandemia de COVID-19 ha sido uno de los mayores retos a los que el país se ha enfrentado en los últimos años, y un duro examen del cual los chinos han salido con nota alta. El Gobierno no ha cejado en sus trabajos de control y prevención, entre los cuales la salvaguarda de la vida de las personas, tomando en consideración enfoques científicos y objetivos, siempre ha tenido prioridad. En medio de batallas libradas en todo el mundo, China ha superado los desafíos y con una experiencia acumulada en la prevención y control de la pandemia, ha celebrado eventos internacionales con resultados seguros y de alta calidad, entre los cuales se destaca la celebración dos Juegos Olímpicos en 2022.
Si tras más de 4 décadas de reforma y apertura la ciencia y la tecnología pasó del rezago al desarrollo, la última década ha visto a China acercarse, como nunca en su historia reciente, a la vanguardia en la construcción y aplicación de instrumentos de gran precisión. Desde el desarrollo de trenes de alta velocidad, pasando por la exploración de aguas profundas, hasta llegar módulo tras módulo a la construcción total de una estación espacial en 2022, el Tiangong, China ha dado saltos cuánticos rumbo al rejuvenecimiento científico y tecnológico.
Entre las victorias acometidas por China, que han causado sobresalto y admiración a nivel mundial, la más emblemática es y será la erradicación de la pobreza extrema en el país. La batalla final comenzó a fraguarse desde 2015, con la mejora de vida de los últimos 55,75 millones de personas que aún vivían en China en estado de precariedad. El anuncio de la victoria total reiteró el compromiso de la dirigencia nacional con la mejora de las condiciones de vida de la gente, y sentó además el camino para la construcción y consolidación de una sociedad modestamente acomodada.
Una importante batalla que contribuyó a erradicar la pobreza fue la que se libró en el campo, en donde la producción y la modernización agrícola desempeñaron al unísono un papel crucial en la consecución de objetivos. Las políticas agrarias ejecutadas en el último decenio cobraron evidente notoriedad en el segundo lustro, cuando la producción anual de cereales mantuvo una producción constante no menor a 650 mil millones de kilos. La estabilidad productiva se alcanzó a la par de un ambicioso plan que, con el aumento de la tasa de urbanización nacional en la mira, permitió que más de 100 millones de personas del campo se avecindaran en grades ciudades.
La mejora en las condiciones populares, avalada ahora por una elevada calidad de vida, va de la mano de un entorno ecológico limpio. El país ha intensificado la conservación ambiental, y para ello se ha empeñado a fondo esta última década, acelerando el paso para alcanzar, por un lado, el pico de emisiones de dióxido de carbono antes de 2030, y para materializar, por el otro lado, la neutralidad de carbono antes de 2060. Las aguas cristalinas y los cielos azules están ocupando cada vez más espacios de una nueva normalidad, en la cual los días con buena calidad de aire representaron en 2021 el 87,5 por ciento. La purificación ambiental registró un aumento de 6,3 puntos porcentuales en comparación con 2015, lo que sugiere una tendencia creciente y positiva para los próximos años.
La construcción de una China hermosa sería insuficiente sin la concepción de un mundo más conectado. La integración se fortalece cada vez más con la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que en América Latina y el Caribe está hilvanando vinculaciones físicas e inmateriales de gran solidez y valor. Con el fuerte deseo de una vida mejor y con la idea en mente de contribuir a la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad, 149 países y 32 organizaciones internacionales firmaron con China antes de abril julio de 2022 más de 200 documentos de cooperación. El mundo está haciendo de la Iniciativa impulsada por China una de las plataformas de cooperación internacional más grandes de la historia.
La estabilidad social, base de un desarrollo acelerado, se consolidó en la última década con el ensanchamiento de las plazas disponibles para la educación superior y de los espacios en el mercado laboral. En el último lustro el país creó 60 millones de nuevos puestos de trabajo, los cuales aliviaron ansiedades entre jóvenes de las nuevas generaciones. Las viejas generaciones han sido acorazadas también al incluírseles en un sistema de sanidad básico que protege a 1.300 millones de personas, y al cual se le suma un seguro de pensiones básico con una cobertura para 1.000 millones de personas.
La conclusión en 2020 del XIII Plan Quinquenal, segunda mitad de una década de notables logros, ilustró con detalle la fuerza que el país ha aglutinado en diferentes terrenos y disciplinas. A la par de copiosas cosechas, este periodo dejó también en claro que 1.400 millones de personas, entusiasmadas por todo aquello que ha resultado de sus propios esfuerzos, están elevando la voz para extenderle a todos los pueblos un mensaje el cual no se puede desatender: En la construcción de un país y un mundo mejor, la diligencia, la perseverancia y la constancia son herramientas que permiten a la colectividad alcanzar más rápido los sueños.
Año tras año, desde la fundación de la Nueva China, el mundo ha ido reconociendo gradualmente el principio de una sola China y a Taiwan como parte inalienable del territorio nacional. En la última década se ha reiterado la aceptación colectiva de esta realidad, y en honor a este principio, el número de países que mantiene relaciones con la República Popular China ha pasado de 172 a 181. En América Latina, el gobierno de Daniel Ortega, en Nicaragua, fue el último de una copiosa lista de países, aún incompleta, que corea al unísono que la RPC es el único gobierno legítimo que representa a toda China.
El fortalecimiento gradual de los mecanismos de cooperación internacional y el establecimiento de nuevas vinculaciones con agencias de todo el mundo han ido aceleradamente en aumento. Prueba de ello han sido los acuerdos y asociaciones amalgamados en la última década, que reiteran la disposición de China a cooperar con todas las organizaciones del planeta, no solo con el sistema de la ONU, a fin de ensanchar la comunicación y los intercambios que añaden sustancia a la globalización. La diplomacia del gigante asiático, imagen de la nación más allá de sus fronteras, ha promovido sinergias y ha atestiguado la conformación de una fuerza de cohesión global, la misma que se rubrica con un aumento en el número de asociaciones de China con países y organizaciones regionales, que pasó de 41 a 113.
América Latina ha sido una de las regiones que ha acogido con gran intensidad la disposición de China a estrechar sus vinculaciones. Entre los países de esta región, los caribeños, y Cuba en especial, han acrecentado sus intercambios con el gigante asiático. No es fortuito que tras más de seis décadas de relaciones diplomáticas, a Cuba se le llame popularmente en China “amigo y hermano en todo momento” (…) A continuación nos enlazamos con Cuba Visión, quienes nos presenta un informe pormenorizado sobre los intercambios entre China y la región latinoamericana y caribeña.
Ese entorno que China ha construido a nivel internacional se ha convertido en una marca-país y en una tarjeta de presentación ante líderes y figuras internacionales en todos los rincones del planeta. Bajo un contexto de apertura acelerado y en expansión, avalado con pronunciamientos oficiales y cinco ediciones de la Exposición Internacional de Importaciones de China, cada vez son más las empresas, entre ellos gigantes industriales, que solicitan a sus gobiernos el establecimiento de canales más estrechos de vinculaciones con China. La promoción de una apertura de alto estándar ha conducido a la firma de 19 acuerdos de libre comercio con 26 países y regiones, lo que supone un estímulo creciente a los intercambios entre Asia-Pacífico y el resto del mundo.
La apertura de China al exterior queda refrendada con el apoyo y promoción de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. La Iniciativa ha conducido a la concreción de proyectos históricos entre China y regiones de naturaleza diversa en todo el orbe. Entre los casos más emblemáticos está la construcción de una red ferroviaria, que en el caso de los países de Asia, está acortando distancias y generando beneficios al interior de sus fronteras. La tecnología aportada por China, los altos estándares de calidad y los equipos de fabricación se están adaptando a condiciones locales para edificar rutas sobre las que desfilan aceleradamente personas, bienes y servicios. En Indonesia, los 142 km del tren Yakarta-Bandung debutarán en 2023 como el soporte de la primera línea ferroviaria de alta velocidad del sureste asiático. Y en Laos, los más de 1.000 km del tren Laos-China, operativo desde 2021, han sido fuente para la generación de 110.000 empleos locales, para la compra de 5.100 millones de RMB en materiales y suministros a Laos, y para el despliegue de cerca de 2.000 km de carreteras a lo largo del ferrocarril.
China asume su responsabilidad como agente creador de solidaridad y progreso en todos los rincones del planeta. Su política exterior está generando, en un mundo incierto, asolado por la incertidumbre, la guerra y los vaivenes de la economía global, débil hasta este momento, un entorno de optimismo y voluntad por el trabajo conjunto, que mira a salvaguardar un entorno de paz que permita, a su vez, el desarrollo común y acelerado de todas las partes. China responde con dedicación y entereza a los retos, oportunidades y requerimientos de los tiempos actuales, y con una interpretación objetiva de la tendencia que adopta el devenir de los tiempos, invita al mundo a trabajar codo con codo por la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.
China avanza por la nueva era sujetando la bandera de la paz, el desarrollo y la cooperación. El mundo necesita de un nuevo modelo internacional de intercambios, opuesto a sistemas depredadores y hegemónicos, en donde prevalezca el beneficio mutuo y constante de débiles y fuertes. La seguridad, el desarrollo y el bienestar de los países no pueden partir de esquemas bélicos que estimulen en el corto y mediano plazos la desconfianza, la rivalidad, el odio y la competencia. Hoy más que nunca el mundo requiere de un entorno de seguridad común que sustente un sistema de paz, desarrollo y cooperación. El desarrollo pacífico de China constituye un sólido pilar en la consolidación constante del progreso humano. El camino, los principios y los métodos que China pone en marcha no solo benefician a sus 1.400 millones de habitantes, sino que generan mejoras sustanciales para un mundo que quiere y que aspira a ser mejor.