Ammar Ali es el capitán del equipo nacional de esgrima en silla de ruedas de Irak. La mayoría de las discapacidades de los miembros del equipo son el resultado de lesiones sufridas en la Guerra de Irak o en ataques terroristas.
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En 2007, la explosión de una bomba cerca de su casa dejó a Ammar sin poder caminar. Le tomó mucho tiempo convencerse de que valía la pena volver a vivir. La esgrima en silla de ruedas le ha dado una segunda oportunidad. Solo un año después de unirse al equipo, ganó una medalla de oro en los Juegos Paralímpicos Asiáticos de 2010 en Guangzhou, China. Además, inspiró no solo al propio Ammar sino a todos los iraquíes discapacitados.
"Estoy convencido de que como país, Irak sigue vivo. Tal vez haya personas que quieran dividir a nuestro pueblo, pero encontraremos la manera de volver a unir a los iraquíes".