En 2015, el ahogamiento de Aylan, un niño refugiado sirio de 3 años, tocó los corazones de innumerables personas en todo el mundo, y el padre de Aylan, Abdullah Kurdi, también estaba desesperado. Cuando no pudo salvar a su esposa e hijos del mar, creó una fundación dedicada a ayudar a otros niños afectados por la guerra. Al hablar de su experiencia personal, se ahogó varias veces. Su familia no murió directamente en la guerra, pero la neblina de la guerra envolvió a la familia.