La buena alimentación es la base fundamental para conservar la salud de los ciudadanos. La calidad de vida depende en un alto porcentaje de los alimentos que ingerimos. Una dieta basada en alimentos frescos, producidos de forma natural, sin el uso de productos químicos, plaguicidas o herbicidas propicia que la salud de los consumidores sea buena y sus expectativas de vida, más altas. En países como Estados Unidos se ha descuidado en las últimas décadas la agricultura de proximidad, a los pequeños agricultores y ganaderos, estableciendo un monopolio de empresas dedicadas a la alimentación que descuidan de forma notable la calidad del producto para favorecer su rentabilidad. La alimentación de mala calidad está impactando de forma notable en la seguridad nacional, según un documento publicado en el "American Journal of Clinical Nutrition". 

La agricultura y la ganadería en Estados Unidos cambiaron de manera radical hace 70 años. Las grandes corporaciones y los monopolios corporativos manejan desde entonces el sector de la alimentación, dejando de lado a los pequeños productores locales. En la actualidad, siete corporaciones dominan la alimentación de los estadounidenses, y de gran parte del mundo occidental: PepsiCo, Unilever, CocaCola, Mars, Mondelez, General Mills y Kellogg's. Agricultores y ganaderos que cultivaban sus productos de manera tradicional pasaron a ser considerados como poco rentables para una sociedad que quería crecer a toda costa. En otros países de Europa, como España, y de Latinoamérica, también en China, la agricultura se ha mantenido en gran medida en el modo tradicional, incorporando avances técnicos que facilitan las tareas del agricultor, pero primando la calidad y variedad de los productos en una apuesta clara por el comercio de proximidad que garantiza la frescura y variedad del producto, la sostenibilidad de las zonas rurales y garantiza una buena calidad alimentaria.