En la ciudad fronteriza de Baoshan, en el suroeste de China, agentes de polícia rinden tributo a los héroes caídos con motivo del Festival de Qingming.
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Depositar una corona de flores. Observar un minuto de silencio. Oficiales de policía apostados en la ciudad suroccidental de Baoshan, en la frontera de China con Myanmar, homenajean a aquellos que perdieron su vida defendiendo el país y la seguridad pública.
Desde la creación del destacamento en Baoshan, en 1950, 14 oficiales han perdido su vida en diversas misiones.
Ser agente de policía sigue siendo una de las profesiones más peligrosas en China. Según el Ministerio de Seguridad Pública de China, 308 oficiales de policía sacrificaron sus vidas el año pasado. Los agentes apostados en las regiones fronterizas suelen hacer frente a los mayores desafíos, debido a que los delitos transfronterizos, como el tráfico de drogas, parecen no tener fin.
A lo largo de toda la nación, existen cerca de 5.000 instalaciones destinadas a rendir tributo a los mártires. Muchos creen que, a pesar de que el país crece y se vuelve más poderoso, estos héroes y sus acciones nunca deben olvidarse.