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No dejen que Okinawa vuelva a ser un campo de batalla
Artículo de opinión

"¡Que Okinawa no vuelva a ser un campo de batalla!". Para expresar el anhelo de paz, una delegación de legisladores de la prefectura de Okinawa presentó los días 24 y 25 una resolución sobre la diplomacia de paz adoptada por la asamblea de la prefectura al Ministerio de Defensa, la Oficina del Gabinete y el Ministerio de Asuntos Exteriores. La resolución pone en duda la nueva versión de los "Tres Documentos de Seguridad" adoptados por Japón a finales del año pasado y exige que el Gobierno japonés se adhiera a los principios establecidos en los cuatro documentos políticos entre China y Japón, promueva la amistad chino-japonesa y construya activamente la paz mediante el diálogo y la diplomacia.

Históricamente, Okinawa fue un reino independiente de las Ryukyu, y en 1879 Japón se anexionó las islas y estableció la prefectura de Okinawa. Cerca de una cuarta parte de los habitantes de Okinawa perdieron la vida en la Batalla de Okinawa, la más trágica del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial.

Tras la II Guerra Mundial, Okinawa fue "fideicomiso" de EE. UU. En 1971, EE. UU. y Japón firmaron secretamente un acuerdo para devolver Okinawa a Japón, y en mayo del año siguiente, EE. UU. cedió la administración de Okinawa a Japón, pero mantuvo el ejército estadounidense en Japón. En la actualidad, casi el 70% de las tropas estadounidenses estacionadas en Japón está en Okinawa, que ocupa menos del 1% de la superficie de Japón. Estos soldados estadounidenses gozan de extraterritorialidad y han provocado un gran número de incidentes de seguridad y delitos, causando mucho sufrimiento a la población local.

A lo largo de los años, las Fuerzas de Autodefensa japonesas también han seguido ampliando su presencia en Okinawa. El pasado diciembre, el Gobierno japonés adoptó una nueva versión de la Estrategia de Seguridad Nacional, la Estrategia de Defensa Nacional y el Plan de Preparación de las Fuerzas de Defensa, tres documentos de seguridad, en todos los cuales se menciona el refuerzo de las Fuerzas de Autodefensa japonesas estacionadas en Okinawa y que se ampliará el uso de los aeropuertos y puertos locales por parte de las Fuerzas de Autodefensa. Los medios de comunicación locales afirman que el Gobierno japonés está intentando convertir Okinawa en una "fortaleza de combate".

Debido al trauma de la guerra, los habitantes de Okinawa conocen el valor de la paz. La resolución presentada por el consejo local expresa su descontento y preocupación por la expansión militar del Gobierno japonés, así como su demanda de amistad chino-japonesa y paz regional. Varios grupos de ciudadanos japoneses también anunciaron que celebrarían una concentración masiva por la paz el 21 de mayo para oponerse al despliegue de unidades de misiles de las Fuerzas de Autodefensa en Okinawa y pedir que "Okinawa no se convierta en un campo de batalla".

"Es hora de dar una explicación". En opinión de Masahiro Sakata, exdirector de la Oficina de Asuntos Jurídicos del Gabinete japonés, el Gobierno japonés ha dado un cambio importante en su política de seguridad y tiene la obligación de dar una explicación al pueblo. El pueblo de Okinawa quiere paz, no misiles. El gobierno japonés debe escuchar atentamente sus legítimas demandas. El Gobierno japonés debe pensar más detenidamente cómo eliminar obstáculos y reducir cargas en las relaciones chino-japonesas.