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Asahi Shimbun: Reencuentro tras 26 años con el policía chino que ayudó a Takashi Funakoshi
CGTN Español

Foto de Asahi Shimbun

Autor: Takashi Funakoshi

Casi siete años de trabajo en China están llegando a su fin, y hay una persona al que quiero volver a ver pase lo que pase.

En marzo de 1997, siendo entonces estudiante universitario, viajaba solo por China. En el tren que partió de Xi'an, provincia de Shaanxi, de repente tuve un dolor abdominal y no podía moverme. Quizá estaba demasiado nervioso por viajar al extranjero por primera vez, o quizá los puestos de la calle en los que había comido la noche anterior habían hecho efecto.

Mientras estaba agachado en el suelo, el hombre sentado enfrente gritó. Me di cuenta de que era policía por los papeles que mostraba, pero aparte de eso no pude leer nada. En aquel entonces no sabía nada de chino.

El dolor abdominal duró unas dos horas. Cuando el tren llegó a Luoyang, provincia de Henan, el policía me instó a bajar con él. Luoyang no era mi destino y, aunque me sentía ligeramente incómodo, no pude evitar que mi cuerpo temblara y accedí a la invitación.

El policía llevó mi mochila al hotel frente a la estación y pagó la habitación. Tres días después, me recuperé y me invitó a cenar. Su mujer había remendado cuidadosamente mi pantalón vasquero. No pregunté por qué me trató tan bien, solo repetí "gracias" en la despedida.

Después de graduarme de la universidad y convertirme en periodista, tuve la oportunidad de trabajar en China desde 2016. Intenté encontrarle, pero en ese momento se había mudado y no podía ser contactado por teléfono.

En marzo de este año, ingresé accidentalmente un nombre en un sitio de búsqueda de pequeñas y medianas empresas, y apareció alguna pista. En China, que tiene una población de 1.400 millones, hay muchas personas con el mismo nombre y apellido. Marqué dudosamente el número que se mostraba y, tras explicar la situación, la persona al otro lado del teléfono dijo: "Soy yo". Inmediatamente partí de Beijing a Luoyang.

Después de 26 años, volví a visitar las calles de Luoyang, que son totalmente diferentes. Sin embargo, la sonrisa del señor Liu Puxuan que me recibió en el hotel era la misma que antes.

Después de retirarse de la fuerza policial a la edad de 60 años, Liu Puxuan abrió una empresa comercial y vivió una vida ocupada todos los días.

Después de expresar gratitud por sus cuidado hace 26 años, le pregunté por qué quería ayudarme. Liu Puxuan agitó la mano y respondió tímidamente: "No hice nada extraordinario, sólo pensé que eras un joven japonés valiente que viajaba por China y quería ayudarte. No hay nada más feliz que verte como reportero cubriendo las noticias de China".

He estado prestando atención a la política de los dos países y me doy cuenta de que China y Japón, que son vecinos entre sí, tienen muchos problemas complicados. Al mismo tiempo, los dos países comparten los lazos culturales y del pueblo. De esto tratan las relaciones entre China y Japón, pero los informes de los periodistas a menudo se dejan influir por los grandes eventos entre países e ignoran las cosas pequeñas.