Las víctimas del desastre nuclear de Fukushima en Japón siguen expresando su oposición al plan de vertido de aguas contaminadas del Gobierno.

La casa de Harue Sanpei, de 63 años, estaba a sólo 50 kilómetros de la central nuclear cuando ocurrió la tragedia. Culpa al gobierno central de no haber proporcionado una protección adecuada a la población local.

"Fuimos evacuados el 15 de marzo de 2011, y el gobierno central no emitió ninguna instrucción para que nos refugiáramos. Incluso recalcaron en la televisión que el accidente nuclear no tuvo ningún impacto en nuestros cuerpos. Nos refugiamos porque el gobierno local nos lo dijo. Deberías conocer la enfermedad de minamata en Japón, que se debe a que la gente comió marisco contaminado. Nos comprometimos a no verter al mar agua contaminada con la energía nuclear. Es muy arriesgado. Pero el país no escucha a las personas vulnerables. Sólo hacen lo que el gobierno quiere", dijo Harue Sanpei.

Los informes de los medios de comunicación dicen que es probable que Japón vierta agua contaminada con la energía nuclear en el mar a partir de finales de agosto o principios de septiembre.

El artista japonés Shuichi Kawashima lleva cinco años documentando la vida de los pescadores de Fukushima. Afirma que el vertido de agua contaminada destruiría los esfuerzos de la comunidad durante una década para restaurar la industria pesquera local.

"Ningún pescador estaría de acuerdo con el plan de vertido, y estoy de acuerdo con ellos. La gente tiene expectativas muy negativas a la hora de heredar la pesca. Si la vida es así de inestable, me temo que las costumbres locales de pesca se acabarán. Hemos visto cómo se contaminaba el pescado en el pasado, y por eso me opongo al vertido. No reflexionar sobre la historia y ahora repetir los mismos errores es algo que no puedo endenter", dijo el artista japonés.