El Gobierno japonés ha amenazado con acusar a China ante la Organización Mundial del Comercio para conseguir que se revoque la prohibición impuesta por Beijing a todas las importaciones de marisco procedentes de Japón tras el vertido al océano de aguas contaminadas de la central nuclear de Fukushima. 

Tanto China como Japón han presentado quejas por haber recibido sus funcionarios llamadas de acoso. Empresas e instalaciones públicas japonesas afirmaron haber sido víctimas de estos actos intimidatorios, en muchos casos quejándose por el vertido de agua contaminada de Fukushima. 

China también ha comunicado que ha presentado una protesta ante Japón por las llamadas de acoso realizadas a su embajada en Tokio. El embajador chino en Japón, Wu Jianghao, declaró que las operaciones de su sede diplomática se han visto seriamente perturbadas.