Con el paso de los milenios, los antepasados de los chinos pasaron de las viviendas construidas en cuevas y las casas semienterradas a las construcciones cubiertas de los barrancos de loess. En definitiva, siempre han aprovechado al máximo las condiciones naturales para hacer florecer su brillante civilización. Hoy día, las casas-cueva de la meseta de Loess encarnan las ideas y las expectativas que tenían las personas de antaño a la hora de construir sus hogares, así como la esperanza de darles a sus hijos y nietos un lugar longevo y protegido.