Perú fue hasta hace pocos años, un referente del crecimiento económico en América Latina y el mundo. Con porcentajes que llegaron a bordear los dos dígitos a inicios del presente siglo, hoy debe hacer frente a una prolongada crisis política y social y también al impacto del fenómeno climatológico de El Niño, un evento de la naturaleza que pone a prueba la fortaleza y capacidad de recuperación del país andino.

Como en toda la región latinoamericana, la economía peruana comenzó a recuperarse lentamente después del doloroso embate de la pandemia del COVID-19. No obstante, en los dos últimos años, una acentuada crisis social y política, han colocado al icono del crecimiento económico en América Latina durante más de 20 años, casi al borde de la recesión. Y desde inicios del 2023, El Niño costero y El Niño global, dos fenómenos naturales acentuados por el cambio climático, el primero, recurrente, y el segundo, menos frecuente, han unido fuerzas para asestar aparentemente, el golpe de gracia al otrora milagro económico de la región.

Luis Miguel Castilla, el exministro de Economía de Perú manifestó que “En el año hemos tenido tasas negativas, varios meses en el año. La última en el mes de julio, de más o menos 1.5% negativo, se atribuye básicamente a los fenómenos climatológicos que han afectado a los sectores primarios, principalmente pesca, agro, y a los sectores de la demanda interna, construcción, manufactura primaria, que han mostrado contracciones.”

Recientemente, el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, dio a conocer un drástico recorte de proyección de crecimiento del Perú de 2.2, estimado en junio, a 1 punto porcentual para el cierre de este 2023. Pero no sólo debido al clima, sino también a otros factores.

El exministro de Economía del Perú, Luis Miguel Castilla, dijo que “El mercado probablemente estime que crezcamos a una tasa incluso menor al uno por ciento y esto está reflejando lo que el presidente del Banco Central ha dicho, que Perú, inicialmente estuvo muy golpeado por la convulsión social, que tuvo básicamente dos impactos en la economía, uno fue la interrupción de la producción minera en el sur del país, ante casos de vandalismo, en la época de convulsión política y social. Y por otro lado, se ahuyentó el turismo, justamente en una temporada de turismo receptivo y todavía hasta la fecha no recuperamos los niveles de turismo pre pandémico.”

El ministerio de Economía y Finanzas ha destinado más de 1000 millones de dólares a los gobiernos regionales y municipales para que realicen las labores de prevención ante la intensificación del fenómeno El Niño. No obstante, a la fecha, se ha ejecutado apenas el 13 % del total.

“Es cierto y lo que denota es que existen problemas muy severos en la gestión pública, en un año que es atípico, que es que cuando se inicia la gestión de los gobiernos municipales y regionales, tiende a haber una altísima tasa de rotación de autoridades, una curva de aprendizaje y esto le resta capacidad de gasto a muchos gobiernos subnacionales que son los responsables en gran medida de llevar a cabo las actividades de prevención.” Indicó el exministro peruano.

En 2017, Perú sufrió también el impacto de El Niño. Entonces, el crecimiento económico se redujo en 1.5 %. Hoy, ante la confluencia de El Niño costero y El Niño global, se estima que la caída no será menor al 3 %, es decir el doble de impacto negativo que hace 6 años. Y gran parte de ese impacto negativo, está aún por llegar.