Como una experiencia "compleja" y "hermosa" describe la argentina Graciela De Simone su paso por la Ópera de Beijing; tenía 30 años cuando incursionó en esta manifestación teatral, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que cambió su vida y la llevó a ser hoy en día una destacada difusora de la cultura china en Argentina.

De Simone, profesora de danzas, caracterizadora teatral y compositora coreográfica, comparte regularmente sus amplios conocimientos sobre la Ópera de Beijing en el Instituto Confucio de la Universidad de Buenos Aires (ICUBA), tras haber sido parte de su elenco gracias a una beca del Gobierno chino y ganar en el año 1993 el segundo premio "Dragón de Plata" del Concurso Internacional de Ópera de Beijing para Extranjeros.
"El personaje que yo hice en la ópera se llamaba 'Shi San Mei' (personaje Dao Ma Dan, la decimotercera hermana) y es un personaje Dan, una mujer guerrera. La decimotercera hermana me dio muchas alegrías, porque en el concurso internacional, al que me presentó mi maestra, pude obtener el Dragón de Plata, un segundo premio muy valioso para mí", compartió la artista.
Para lograr interpretar el personaje, la artista, quien ya contaba con estudios de ballet, caracterización y actuación antes de viajar a China, debió prepararse durante tres años, con un primer año dedicado al estudio de la lengua china en la Universidad de Cultura e Idioma de Beijing, para luego ingresar a la Academia Central de Arte Dramático de Beijing.
"El primer año fue muy difícil, porque era muy diferente a todo lo que yo había hecho antes, yo venía del ballet clásico y los movimientos del cuerpo, de los brazos y demás eran muy diferentes; estuve casi un año aprendiendo a caminar como camina mi personaje, porque la maestra decía que lo más importante era aprender a caminar y después iba a ir todo lo demás", recordó.
De esta forma, estudió postura corporal, técnica de movimientos de ojos y manos, los pasos y el caminar, para luego abocarse al estudio del canto, el maquillaje y el vestuario.
"Pude aprender los movimientos, aprendí el canto, y de último hicimos el maquillaje. En la escuela teníamos clases de maquillaje, vestuario, historia del arte, historia de la ópera; teníamos, además, música, percusión (con instrumentos chinos), canto, técnica del movimiento, además de Ópera de Beijing", agregó Graciela.
En una reciente clase en el Instituto Confucio de la capital argentina, la artista impartió conocimientos teóricos sobre el significado de la Ópera de Beijing en la cultura china, los personajes Dan (femenino), Sheng (masculino), Jing (masculino, cara pintada) y Chou (payaso) y sus distintos roles, así como prácticos sobre el vestuario y el maquillaje ejemplificando con el personaje Tian Nu San Hua, una diosa celestial que esparce flores.