Nota del editor: El Foro Internacional sobre Democracia: Los Valores Humanos Compartidos se celebrará en marzo en China. ¿Cuáles son las características de la democracia china? ¿Se sostiene el escepticismo occidental contra el sistema político chino? ¿Cómo se representan los intereses de los ciudadanos en los mecanismos políticos chinos? Democracia en China es una serie en tres partes que analiza las preguntas anteriores. El tercer ensayo se centra en la diversidad de la democracia. Wang Yiwei es catedrático de la cátedra Jean Monnet y director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin de China. El artículo refleja las opiniones del autor y no necesariamente las de CGTN.

El "mito de la democracia" occidental juega con dos trucos. En primer lugar, confunde la "democracia" como sistema de gobierno con las "cualidades democráticas" de un sistema político. En segundo lugar, confunde los valores de Occidente con los valores comunes de la humanidad. Como resultado, se crea el "mito" de que la cultura occidental es el origen de la democracia.
Esto monopoliza el discurso sobre la democracia y genera una oposición binaria entre "democracia" y "autoritarismo". La llamada "Cumbre para la Democracia", liderada por Estados Unidos, ha llegado a la cúspide de esta estratagema al intentar paralizar el sistema de Naciones Unidas basado en Estados soberanos y el orden internacional fundado en el derecho internacional.
A diferencia de los sermones occidentales, los orígenes de la democracia son diversos: África tiene el "árbol de la democracia", Arabia tiene el principio de la Shura en la nomocracia islámica y América Latina tiene diversas formas democráticas participativas, por nombrar solo algunas. Pasar por alto la génesis cultural de la democracia y disfrazar el colonialismo occidental de valor universal es una burla a la democracia.
La modernización de China, arraigada en la cultura tradicional china y en su transformación creativa y desarrollo innovador, ha desmontado el mito de que "modernización equivale a occidentalización", y a la vez demuestra que la modernización no equivale a abandonar la tradición. Por el contrario, consiste en emprender un camino de modernización adaptado a las condiciones únicas del país.
El Partido Comunista de China (PCCh) trasciende el humanismo con un pensamiento centrado en el ser humano, emplea enseñanzas de la tradición política occidental y la actualiza y modifica al tiempo y lugar específicos. El expresidente estadounidense Abraham Lincoln hablaba de la democracia "del pueblo, por el pueblo y para el pueblo". El revolucionario y estadista chino Sun Yat-sen la desarrolló en los Tres Principios del Pueblo, a menudo resumidos como nacionalismo, democracia y bienestar del pueblo.
El PCCh ha ido más allá. Ha elevado la filosofía orientada al pueblo y la convirtió en el principio básico de "poner al pueblo en el centro" de la gobernanza nacional. El PCCh no es un partido político típico de los sistemas occidentales, que representan solo a una fracción de los votantes, ni un histórico partido político tradicional de la antigua China. El PCCh persigue la equidad y la justicia, y defiende los principios centrados en el ser humano.
Algunos occidentales creen que la democracia china se opone al modelo democrático occidental o intenta trascenderlo. En realidad, se trata de devolver la democracia a su estado original: abrazar los valores compartidos por toda la humanidad, en lugar de negar otras formas de democracia.
Como el mayor país en desarrollo del mundo, China se ha comprometido a brindar más bienes públicos internacionales sin imponer su propia voluntad a los demás. Desde las propuestas de la Iniciativa de la Franja y la Ruta hasta las Iniciativas de Desarrollo Global (IDG, por sus siglas en inglés), Seguridad Global (ISG, por sus siglas en inglés) y de Civilización Global (ICG, por sus siglas en inglés), China se ha esforzado incansablemente por abordar los retos globales basándose en los principios de apertura e igualdad.
A diferencia de Estados Unidos, que vende armas con entusiasmo a otros países, atiza los conflictos regionales y perturba el orden mundial bajo la bandera de la "democracia", China se ha dedicado a enriquecer la caja de herramientas de los bienes públicos mundiales. En lugar de obligar a otros a adoptar la democracia al estilo chino, China respeta las distintas formas de civilización y el derecho de otros países a elegir su propio camino al desarrollo.
Sin embargo, a ojos de algunos occidentales, la democracia es una propiedad exclusiva de Occidente. Tal mentalidad ha descuidado su diversidad y ha confundido la "democracia" como sistema de gobierno con las "cualidades democráticas" de un sistema político. Más bien, el concepto propuesto por China de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad es la contribución más tangible del país a la democracia mundial.