El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, inició el 24 de abril su visita oficial a China. Antes de su viaje, la parte estadounidense reveló que durante su visita a China, Blinken expresaría su preocupación por la "sobrecapacidad" de China. Cualquiera que tenga conocimientos básicos de economía considerará que no merece la pena refutar este argumento. Sin embargo, desde hace algún tiempo, EE. UU. ha venido especulando con frecuencia sobre la supuesta "sobrecapacidad" de China y la utiliza como la última herramienta en su "guerra cognitiva económica" contra China, por lo que es necesarioanalizar y aclarar este tema.

En primer lugar, algunos estadounidenses relacionan la capacidad industrial con el comercio internacional, sosteniendo que exportar más productos significa que hay sobrecapacidad. Aquí existe una falacia: equiparar exportación de productos con sobrecapacidad. Esto no se ajusta al sentido común económico y va en contra de la tendencia a la globalización.
En un sistema económico global con un alto grado de división del trabajo, la producción y la demanda no pueden limitarse a un país o región concretos. De la práctica de los más distintos países del mundo se desprende que es un fenómeno común que la capacidad de producción de una determinada industria sea superior a la demanda interna, por lo que las exportaciones son muy normales. Si seguimos la lógica de algunas personas de EE. UU., se plantea entonces: "¿Las exportaciones de Occidente a Asia significan sobrecapacidad? Si un país solo produce para su propio mercado, ¿dónde queda el comercio?".
Quizá para rellenar los vacíos lógicos, algunas personas de EE. UU. han presentado otro argumento: la capacidad de producción de China en el sector de nuevas energías también supera la demanda mundial. ¿Esto es la verdad? Vamos a ver los siguientesdatos. Según cálculos de la Agencia Internacional de la Energía, para alcanzar la carboneutralidad, la demanda mundial de vehículos de nuevas energías en 2030 ascenderá a los 45 millones, y la demanda de nuevas instalaciones fotovoltaicas llegará a los 820 gigavatios, lo que supone unas 4,5 veces y 4 veces más que en 2022, respectivamente.
Es evidente que la capacidad de producción actual dista mucho de poder satisfacer la demanda del mercado. En particular, la demanda potencial de productos de nuevas energías en los países en desarrollo es enorme. Como mayor mercado mundial de energías renovables y principal fabricante de equipos del mundo, la capacidad de producción de alta calidad de China no es excesiva, sino que el mundo la necesita con urgencia.
Al mismo tiempo, la especulación de EE. UU. va en contra de su propia creencia en la teoría de la ventaja comparativa de la economía occidental. Según esta teoría, si un país es capaz de producir un determinado producto a menor coste, los demás países no deben establecer barreras arancelarias, sino importar este producto y exportar sus propios productos con ventajas comparativas. La razón por la que los productos de nuevas energías de China pueden constituir una ventaja comparativa no se debe a las subvenciones gubernamentales, sino a la innovación independiente de las empresas, a las cadenas industrial y de suministro completas, a un megamercado y a abundantes recursos humanos. En lugar de acusar injustamente a China por sus productos de nuevas energías que, según Washington, distorsionan el mercado mundial, EE. UU. debe aumentar su propia ventaja comparativa.Además, algunos en la parte estadounidense también han acusado a la nueva industria energética china de afectar a las empresas y al empleo de los trabajadores estadounidenses. Se trata de su cuarta falacia, es decir: "EE. UU. está enfermo y China debe tomar medicamento", con la que trasladan la culpa y eluden la responsabilidad.
Además, algunos en la parte estadounidense también han criticado a China sosteniendo que el sector de nuevas energías del país asiático ha afectado a las empresas y al empleo de los trabajadores estadounidenses. Se trata de su cuarta falacia, es decir: "EE. UU. está enfermo y China debe tomar medicamento", con la intención de echar culpas a China.
No faltan expertos en economía, como Janet Yellen, en el Gobierno de EE. UU..¿Por qué Washington ha venido dando mucho bombo y platillo a su acusación de "sobrecapacidad", aunque está consciente de que esa especulación es infundada? . Como han señalado muchos analistas, detrás hay tres palabras clave, "intereses, votos y hegemonía".
Este es un año electoral en EE. UU. El líder estadounidense declaró recientemente en Michigan, uno de los estados clave en la elección con la fabricación de vehículos como su industria principal, que tomará medidas contra los vehículos eléctricos de China. De esto se desprende que la acusación de "sobrecapacidad" hecha por EE. UU. en estos momentos no es más que un pretexto para su proteccionismo, además, es utilizada como una herramienta para ganar votos y buscar beneficios personales.
Algunas personas de EE. UU. deben estar conscientes de que impedir la entrada de productos de nuevas energías chinas con buena relación calidad-precio en su mercado no solo perjudicará los intereses de los consumidores, sino que también retrasará la transición ecológica mundial y el desarrollo de las industrias emergentes. Por lo tanto, EE. UU. debe encontrar formas de mejorar su competitividad en lugar de gastar su energía para urdir falsas narrativas.