Los programas de reubicación en China están diseñados con el objetivo de mejorar la calidad de vida y fomentar la creación de nuevas comunidades en todo el país. Un grupo de académicos extranjeros visitó a una familia en la región autónoma china de Xizang para conocer en primera persona la experiencia de los lugareños dentro de este esquema de reasentamiento.

Cang Qiong y Dun Zhu han preparado muchas bebidas y platos típicos de la región autónoma de Xizang. Los anfitriones están encantados de recibir a los invitados extranjeros. Según la tradición de Xizang, el vino de cebada y las canciones populares son una muestra más de su hospitalidad.

El vecindario que visitó la delegación lleva como nombre Nueva Aldea de Guojia, un proyecto habitacional de reubicación en Shigatse construido en 2017. Cang Qiong y Dun Zhu se mudaron allí en 2018.

La vivienda y los derechos de propiedad fueron entregados de manera gratuita por el Gobierno chino.

Para algunos de los miembros de la delegación, esta es la primera vez que tienen un contacto tan estrecho con los habitantes de la región autónoma de Xizang.

Asimismo, mostraron su curiosidad por las condiciones de vida de los residentes, tras enterarse de que se trasladaron gracias al programa de reubicación.

Una docente de India está particularmente interesada por la vida de la anfitriona, Cang Qiong: quiere saber si trabaja y cuántos hijos tiene.

Cang Qiong, de 48 años, les cuenta a sus invitados que se gana la vida vendiendo comida y que su esposo trabaja en labores de construcción.

La pareja tiene tres hijos: la mayor trabaja en la provincia china de Fujian, el segundo hijo estudia en la escuela y el más pequeño va a la guardería infantil.

Posteriormente, un investigador sueco le pregunta sobre sus expectativas de futuro. Cang Qiong menciona que, ahora que se han trasladado a un entorno más próspero, ella y su marido esperan construir una vida mejor gracias al arduo trabajo de ambos. 

La Nueva Aldea de Guojia se construyó con una inversión estatal de más de 90 millones de dólares. El complejo habitacional alberga ahora a más de 1.500 personas que en el pasado solían vivir a más de 4.000 o incluso 5.000 metros de altitud.

En los alrededores de la comunidad también se han establecido nuevos emprendimientos locales como la de procesamiento de cebada, la cría de ovejas y la construcción de paneles de energía solar, que ofrecen nuevas oportunidades de empleo y fuentes de ingresos a los habitantes.