El líder de la región china de Taiwan, Lai Ching-te, habló mucho de la llamada democracia y se jactó de que Taiwan es "el punto culminante de la cadena mundial de la democracia" para complacer las necesidades contra China de algunos políticos occidentales. Sin embargo, por mucho que intente encubrirlo, no puede ocultar que es un falso demócrata, pero un verdadero separatista, ni puede cambiar el hecho de que la región de Taiwan es una parte inseparable de China.

Durante los últimos ocho años, las autoridades del Partido Progresista Democrático en la isla han realizado un gran esfuerzo para liquidar a los oponentes políticos, cerrar los medios de comunicación disidentes y pisotear los principios de la democracia. Al mismo tiempo, Lai Ching-te y su grupo se han adherido obstinadamente a la postura de la llamada independencia de Taiwan y se han negado a reconocer el principio de una sola China y el Consenso de 1992, lo que ha conducido a un espacio cada vez más reducido para las actividades exteriores de Taiwan.
Ante las dificultades internas y externas, las autoridades del Partido Progresista Democrático han hecho grandes esfuerzos para abogar por hacer visible la región china de Taiwan al mundo y tratar de promover la internacionalización de la cuestión de la región china de Taiwan. Se basan principalmente en dos medios: en primer lugar, especulan con la importancia de la posición de la región china de Taiwan en la cadena industrial y de suministro mundial para aumentar su valor; en segundo lugar, utilizan la retórica de democracia para distorsionar la historia de la región china de Taiwan y subvertir su estatus jurídico en un intento de engañar a la comunidad internacional.
De hecho, esos países occidentales que han estado alardeando bajo el disfraz de la democracia no representan en absoluto a la comunidad internacional, ni pueden cambiar el orden y las reglas internacionales. Tampoco le ofrecen ningún beneficio real al Partido Progresista Democrático.
Por esta razón, la descarada declaración de Lai en su discurso de que las dos orillas del estrecho de Taiwan no están subordinadas la una a la otra y su difusión de la nueva teoría de los dos Estados fueron unánime y rotundamente criticadas tanto por la opinión pública continental como por la de la isla. Sea cual sea la retórica que utilice Lai para presentar su defensa de la llamada independencia de Taiwan, no puede distorsionar los hechos ni cambiar el statu quo de las relaciones a través del estrecho de Taiwan.
Desde una perspectiva jurídica, una serie de documentos con efectos jurídicos internacionales, como la Declaración de El Cairo y la Proclamación de Potsdam, han dejado clara la soberanía de China sobre la región de Taiwan.
En 1971, el vigésimo sexto periodo de sesiones de la Asamblea General adoptó la resolución 2758 por abrumadora mayoría, resolviendo de una vez política, jurídica y procedimentalmente, la cuestión de la representación de toda China, incluida la región de Taiwan, en las Naciones Unidas. No existe la cuestión de "dos Chinas" o "una China, un Taiwan". El principio de una sola China se ha convertido en el consenso general de la comunidad internacional y en la norma básica de las relaciones internacionales. Recientemente, varios gobiernos y dignatarios han seguido manifestándose, reafirmando su adhesión al principio de una sola China, afirmando que la región de Taiwan es una parte inalienable de China y oponiéndose a cualquier forma de secesión para la llamada independencia de Taiwan, así como a la injerencia de fuerzas externas en los asuntos internos de China.
Del 23 al 24 de mayo, el Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación (EPL) llevó a cabo el ejercicio "Espada conjunta-2024A" alrededor de la isla de Taiwan. Se trató no sólo de una enérgica medida disciplinaria contra las fuerzas separatistas de Taiwan y una seria advertencia contra las provocaciones de fuerzas externas, sino también de un movimiento legítimo y necesario para demostrar la determinación y la capacidad de salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial.
No importa cómo Lai Ching-te y su banda se confabulen con fuerzas externas, no pueden cambiar el estatus y el hecho de que la región de Taiwan es parte de China, ni pueden detener la tendencia histórica de la reunificación final de China. Quienes intentan dividir el país y vender los intereses de la nación no tendrán un final favorable, y su truco de la falsa democracia de la región de Taiwan no engañará a la comunidad internacional.