Los esfuerzos de rescate ante los mortíferos desprendimientos de tierras en Papúa Nueva Guinea se han complicado por los temores de que los suelos anegados puedan desplazarse de nuevo. Los convoyes de ayuda también tienen que tomar un trayecto más largo para llegar a su destino, después del colapso de un puente este martes en la ruta principal. El Centro Nacional de Desastres del país ha informado de que al menos 2.000 personas han quedado sepultadas bajo el barro y los escombros. 

Las autoridades papúes albergan pocas esperanzas de encontrar supervivientes, pese a los ingentes esfuerzos de los equipos de rescate en las zonas de difícil acceso de la región de Enga. Naciones Unidas informó el martes que se habían recuperado los cuerpos de seis fallecidos y que el número de afectados se estimaba en 7.900 personas, que necesitan evacuación y relocalización.