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La incursión deliberada de EE. UU. en el mar Meridional de China en nombre de la libertad de navegación
Artículo de opinión

“Hay una gran diferencia entre la navegación y la intrusión, y entre la libertad y la intencionalidad”, así comentó un portavoz del Ministerio de Defensa chino en respuesta a una consulta de los medios sobre el Informe de Libertad de Navegación para el Año Fiscal 2023, publicado recientemente por el Departamento de Defensa estadounidense. Según el informe, las fuerzas estadounidenses impugnaron operativamente 29 "reclamaciones marítimas excesivas" diferentes presentadas por 17 países y regiones, incluida China, durante su año fiscal de 2023.

En los últimos años, la “libertad de navegación” se ha convertido en una excusa habitual para que Estados Unidos exhiba su fuerza y efectúe maniobras militares conjuntas. Desde el año pasado, Filipinas ha invadido con frecuencia las aguas adyacentes del Arrecife Ren'ai y la Isla Huangyan de China. Desde el año pasado, Filipinas ha invadido con frecuencia las aguas adyacentes del Arrecife Ren'ai y la Isla Huangyan de China; Estados Unidos, Japón y Filipinas celebraron la primera cumbre trilateral en la que lanzaron acusaciones infundadas contra China en torno a la cuestión del mar Meridional de China. Como el autor detrás de todos esos eventos, EE. UU. ha utilizado repetidamente la narrativa de la “libertad de navegación”.

La libertad de navegación establecida en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y la que exige EE. UU. no son en absoluto lo mismo. La primera tiene como objetivo salvaguardar los derechos e intereses marítimos equitativos de todos los países y mantener el orden marítimo mundial, mientras que la segunda apuesta por salvaguardar los intereses militares y diplomáticos de EE. UU. y mantener la hegemonía marítima de ese mismo.

De conformidad con la Convención, el paso de un buque extranjero es inocente mientras no sea perjudicial para la paz, el buen orden o la seguridad del Estado ribereño; En la zona económica exclusiva, todos los Estados gozan de las libertades de navegación pero deben respetar los derechos de los Estados ribereños de soberanía para los recursos naturales y administración de la investigación científica marina y la protección y preservación del medio marino; La alta mar está abierta a todos los Estados, pero será utilizada exclusivamente con fines pacíficos. Cabe destacar que la Convención establece los derechos de protección del Estado ribereño, como la capacidad del Estado ribereño de tomar las medidas adecuadas para impedir el paso no inocente; y el Estado ribereño podrá exigirle a un buque de guerra extranejero que salga inmediatamente del mar territorial cuando ese no cumpla las leyes y reglamentos del

Estado ribereño relativos al paso por el mar territorial.

¿Qué hay de la ''libertad de navegación'' que tanto menciona EE. UU.? Para ellos, todas las aguas más allá del mar territorial son alta mar, y por ello ha inventado el concepto de “aguas internacionales”. Según sus criterios, los buques militares estadounidenses gozan de la absoluta libertad de navegación en la zona económica exclusiva de otros Estados, incluso dentro de las 12 millas náuticas de un Estado ribereño, pueden pasar al amparo del paso inocente "sin restricciones ilegales por parte de los Estados". 

Mientras la Administración de Barack Obama planteó el “retorno a Asia-Pacífico” y la estrategia de “reequilibrio de Asia-Pacífico” en 2009 y 2012, respectivamente, la política de EE. UU. sobre el mar Meridional de China se ha transformado sustancialmente: de ser observadora a ser intervencionista, y el país comenzó a frenar a China con el tema del mar Meridional de China.

Durante el segundo mandato de Obama, EE. UU. incitó a Filipinas a presentar la disputa del mar Meridional de China al arbitraje internacional, proporcionó activamente ayuda diplomática y apoyo militar a Vietnam, Filipinas y otros países, e incluso envió directamente aviones y barcos a las zonas disputadas del mar Meridional de China.

Después de que Donald Trump asumiera el cargo presidencial en 2017, la Armada y la Fuerza Aérea de EE. UU. se dirigieron con frecuencia al mar Meridional de China para provocar. Además, el país norteamericano convocó a aliados occidentales para declarar la “libertad de navegación” en el mar Meridional de China y realizó maniobras militares conjuntas en torno a ese mar.

En 2023, dadas las frecuentes provocaciones por parte de Filipinas, el ejército estadounidense incrementó sus operaciones militares en el mar Meridional de China y sus alrededores.

Es evidente que Washington no permite la calma en el mar Meridional de China y genera deliberadamente tensiones en la región. Como comentan los expertos, las “operaciones de libertad de navegación” de EE. UU. no tienen nada que ver con el mantenimiento de la seguridad de las rutas marítimas internacionales y la prosperidad del comercio marítimo, como se las califica, sino que son una herramienta militar para hacer avanzar la estrategia global de Estados Unidos y salvaguardar sus intereses de seguridad.

La acusación de que las acciones de China en el mar Meridional de China suponen una amenaza para la navegación comercial es una mentira bien gorda contada por el Pentágono. De hecho, bajo los esfuerzos conjuntos de China y la ANSEA, no ha habido ningún problema con la libertad de navegación en el mar Meridional de China. Es la búsqueda por parte de Estados Unidos de una “hegemonía de navegación” en nombre de la “libertad de navegación” la causa fundamental del riesgo para la seguridad marítima y aérea.