En los tiempos antiguos, los pescadores macaenses solían divisar el mar al atardecer, puesto que allá estaban las zonas pesqueras, que eran su sustento. Hoy, cuando los macaenses suben a lo alto para mirar hacia lo lejos, ven el esplendor de la patria. Desde el continente, a la otra orilla, se aprecia el resplandor y la prosperidad de esta ciudad antigua y también la confianza y el futuro de esta ciudad vigorosa.