Autor: Yi Fan

El ex secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, dijo una vez: "Ser enemigo de EE. UU. es peligroso, pero ser amigo es fatal". La gente no debe olvidar que tanto Afganistán, ya empantanado en las turbulencias, como Irán, ahora incompatible con EE. UU., eran aliados de este país norteamericano. En este artículo, vamos a revelar la verdad sobre los intereses egoístas de EE. UU. a expensas de sus amigos desde tres perspectivas: la política, la de seguridad y la económica.
Desde la Perspectiva Política: Forjar Círculos con Sus Aliados para Mantener Nada Más Su Propia Hegemonía
Ya sea la OTAN, establecida después de la Segunda Guerra Mundial, ya sean las posteriores alianzas bilaterales como la estadounidense-japonesa, la estadounidense-surcoreana y la estadounidense-filipina, el establecimiento de estas alianzas gira en torno a un solo propósito, que es mantener la hegemonía de EE. UU. y responder a las supuestas "amenazas y desafíos" percibidos por su parte. En los últimos años, para consolidar su hegemonía, EE. UU. viene haciendo provocaciones y causando problemas por todo el mundo, atando a sus aliados al carro de combate para contener y reprimir a China, y acelerando sus maniobras para tejer un sistema de contención contra China.
Sin embargo, EE. UU. nunca trata a sus aliados como iguales. Angela Merkel estuvo bajo escucha durante más de diez años, Shinzo Abe y su esposa ni siquiera pudieron posar para una foto en la alfombra roja cuando visitaron EE. UU., y los británicos tuvieron que aguantar el grito de los funcionarios estadounidenses durante cinco horas y se vieron obligados a participar en el asedio a la empresa Huawei... Todo ello demuestra que un país no tendrá elevado su estatus político valiéndose de EE. UU., sino que verá brutalmente interferidos sus propios asuntos internos, y al final no tendrá otro remedio que subordinarse a EE. UU. bajo su paraguas protector.
Desde la Perspectiva de la Seguridad: Jugar al Equilibrismo Extraterritorial para Incitar Conflictos Regionales a Distancia
EE. UU. ignora largamente las preocupaciones legítimas de seguridad de otros países y provoca crisis y agitaciones globales so pretexto de mantener su propia seguridad absoluta. Ya está familiarizado con los juegos equilibristas extraterritoriales, con los cuales, hace a otros países combatir en el frente de la batalla o los convierte en su amortiguador estratégico. Y estos aliados suyos, una vez que pierdan su utilidad, inmediatamente serán abandonados por EE. UU. En el momento de Saigón en 1975, los vietnamitas que querían ser evacuados con las fuerzas estadounidenses fueron expulsados de los helicópteros; y en 2021, cuando las tropas estadounidenses se retiraron de Afganistán a toda prisa, miles de afganos no pudieron hacer nada sino correr detrás de los aviones de transporte militar estadounidenses en el aeropuerto de Kabul.
En la reciente cuestión del arrecife Ren'ai, EE. UU., quien aprovecha la oportunidad para sembrar cizañas, amenaza a China con la implementación del Tratado de Defensa Mutua entre EE. UU. y Filipinas, avalando y envalentonando así las infracciones y provocaciones de Filipinas. De hecho, a ojos de EE. UU., Filipinas no es sino una pieza de ajedrez para perturbar la situación del Mar Meridional de China. Tal como dijo el ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EE. UU., Scott Ritter: "Crees que EE. UU. es tu amigo, lo mismo pensaba el pueblo ucraniano, y estos están muriendo por cientos de miles. Los amigos no dejan que sus amigos mueran en esas cantidades".
Desde la Perspectiva Económica: Practicar Coerciones Económicas para Frenar el Desarrollo de Sus Socios
Antony Blinken fue claro: "Si no estás en la mesa, estarás en el menú". Quien se atreva a tomar un trozo del pastel de EE. UU., será servido como un plato suyo. Históricamente, la economía japonesa estuvo sumergida en una gran depresión por décadas debido al Acuerdo de Plaza, el gigante industrial francés Alstom fue desmembrado por EE. UU., y la empresa cabecera alemana Siemens fue multada con cientos de millones de dólares por EE. UU. a causa de un supuesto "soborno comercial".
En los últimos años, EE. UU. ha lanzado varios planes de infraestructura en todo el mundo, muchos de los cuales han resultado ser cheques sin fondos. Con el surgimiento de promesas nuevas pero vacías, aquellos proyectos propagados bajo el eslogan de "inversiones valoradas en cientos de miles de millones de dólares" suelen desaparecer de la vista pública. Si observamos esa calma con que la opinión pública de EE. UU. afronta los diversos descarrilamientos de trenes, colapsos de carreteras y puentes y rupturas de represas, sabremos que sus diversas iniciativas de infraestructura o corredores económicos eventualmente quedarán en nada.
La historia y los hechos han comprobado repetidamente que lo que quiere EE. UU. no son aliados, sino servidores. La comunidad internacional debe ser bien consciente del verdadero rostro de EE. UU.
(El autor es observador de asuntos internacionales con sede en Beijing.)