Desde la adopción de la política de reforma y apertura en 1978, y especialmente desde el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China en 2012, China ha impulsado reformas sociales, fomentado el empleo y el emprendimiento, reducido la disparidad de ingresos y establecido el mayor sistema de seguridad social del mundo. Mediante una serie de medidas, el país ha llevado a cabo un milagro de desarrollo económico sin precedentes y se ha asegurado la estabilidad social a largo plazo. Estos logros son hitos significativos del proceso de modernización al estilo chino.

La ciudad de Jinjiang, situada en la provincia de Fujian, es un ejemplo del rápido crecimiento económico del país y las mejoras en el bienestar de la población. Antes de 1978, Jinjiang era un distrito agrícola empobrecido, caracterizado por sus escasos recursos. Sin embargo, durante la era de las reformas, la ciudad aprovechó su impulso interno para explorar un camino único hacia la industrialización, la urbanización y la modernización, creando lo que se conoce como "experiencia Jinjiang".
En los últimos 40 años, Jinjiang ha priorizado su industria manufacturera, impulsando continuamente la transformación y la modernización económica. La marca de ropa Septwolves es un ejemplo destacado. En pocas décadas, esta compañía local ha pasado de ser una pequeña fábrica de prendas a convertirse en un nombre reconocido a nivel nacional.

En 2023, el valor de la producción de la economía privada de Jinjiang superó los 800.000 millones de yuanes, y contaba con más de 90.000 empresas, 51 de las cuales cotizan en bolsa. Esto ha dado lugar a varias marcas independientes reconocidas a nivel global, lo que le ha valido a Jinjiang sobrenombres como "capital de marcas" y "ciudad de la moda".
Lo más importante es que Jinjiang ha destinado más del 70 por ciento de sus presupuestos de gastos fiscales a programas sociales, asegurando que los frutos del desarrollo sean compartidos por todos. A finales de 2023, Jinjiang había proporcionado asistencia educativa a 5.470 personas, ayuda médica a 1.325 hogares, y había guiado a 150 personas en la obtención de empleo o en el establecimiento de sus propios negocios. Además, el Gobierno de Jinjiang ha creado más de 120.000 nuevos empleos urbanos entre 2019 y 2023.
Jinjiang es un ejemplo destacado del enfoque de desarrollo centrado en las personas de China, y su éxito refleja el camino de desarrollo más amplio del país.
En la lucha contra la pobreza, China había sacado de la pobreza extrema a casi 99 millones de habitantes rurales a finales de 2020. El país ha aprovechado las tecnologías modernas y las plataformas digitales para movilizar y unir al Gobierno, a las empresas y a la sociedad en el combate contra la pobreza. Por ejemplo, el despegue del comercio electrónico ha ayudado a más agricultores a vender sus productos en línea. En 2020, las ventas minoristas en línea en 832 distritos considerados anteriormente como empobrecidos superaron los 300.000 millones de yuanes.
Se ha reducido la disparidad de ingresos. El Gobierno ha mejorado la estructura de la distribución de ingresos regulando las rentas desmesuradas y excesivamente altas, combatiendo la corrupción y la evasión fiscal, y llevando a cabo reformas en el sistema de transferencias fiscales y en el impuesto sobre la renta personal.
Además, China ha construido el sistema de seguridad social más grande del mundo. De 2012 a 2022, el número de personas cubiertas por pensiones básicas y seguros de desempleo y accidentes laborales aumentó en 250 millones, 80 millones y 100 millones, respectivamente.
La esencia de la gobernanza es enriquecer al pueblo. En las últimas cuatro décadas, China ha demostrado un camino viable de desarrollo económico y social coordinado, que equilibra equidad y eficiencia. De cara al futuro, China persistirá en la promoción de reformas del sistema social y la mejora de los medios de subsistencia, al tiempo que comparte sus experiencias en la reducción de la pobreza y en su proceso de modernización con otros países en desarrollo.