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La confesión de un veterano japonés debería convertirse en el consenso del círculo político japonés
CGTN Español

El 15 de agosto de 1945, Japón anunció su rendición incondicional. Después de 14 años de lucha sangrienta y enormes sacrificios nacionales, el pueblo chino obtuvo la gran victoria en la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa. Sin embargo, la mañana del mismo 15 de agosto, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, en calidad de presidente del Partido Liberal Democrático, envió una ofrenda ritual al santuario Yasukuni, que consagra a muchos criminales de guerra japoneses de la Segunda Guerra Mundial. Otros políticos, incluido el ministro de Defensa japonés, Minoru Kihara, acudieron en persona al santuario Yasukuni. Al mismo tiempo, Hideo Shimizu, de 94 años, exmiembro del Escuadrón 731, una unidad de investigación secreta del ejército japonés, llegó a la ciudad de Harbin, en el noreste de China, para arrepentirse y disculparse.

El "homenaje a demonios" por parte de los políticos japoneses contrasta marcadamente con la conciencia de un veterano japonés que reflexiona sobre su culpa. Esto hace que el mundo exterior se muestre profundamente preocupado y muy alerta ante la peligrosa tendencia japonesa de resucitar el militarismo.

Durante este viaje a China, Hideo Shimizu se confesó frente al Monumento a la Disculpa y el Compromiso con la Paz sin Guerra, visitó la sala de exposición de pruebas criminales del Escuadrón 731 de los invasores japoneses, e identificó el antiguo emplazamiento del puesto de guardia, el lugar del laboratorio de bacterias, el sitio del laboratorio de congelación, entre otros. En ese momento, el escuadrón 731 en que Hideo Shimizu prestó el servicio militar era el cuartel general de Japón desde done se planificó, organizó y llevó a cabola guerra bacteriológica durante la Segunda Guerra Mundial. Los invasores japoneses perpetraron atrocidades extremadamente crueles cultivando bacterias patógenas y realizando vivisecciones y experimentos con humanos. Durante más de 70 años, Hideo Shimizu ha sufrido pesadillas. Su viaje a China tiene como objetivo testimoniar y sacar a la luz los crímenes secretoscometidos por el Escuadrón 731 y poner al descubierto aún más la intención de Japón de encubrir las pruebas de los crímenes perpetrados por esa unidad del ejército invasor. Esto no solo refleja su conciencia personal y su gran coraje, sino que también sirve para advertir a ciertas personas en Japón: la verdad no se puede ocultar y la responsabilidad criminal no se puede negar.

Solo tomando la historia como un espejo podremos mirar hacia el futuro. Sin embargo, lo que la gente ve es que cada 15 de agosto y en otras efemérides importantes, siempre hay un grupo de políticos japoneses de derecha visitando abiertamente el santuario Yasukuni para invocar el alma del militarismo. Bajo la influencia de las fuerzas de derecha, los libros de texto de historia japoneses han borrado deliberadamente el contenido de la guerra de agresión contra China y han restado importancia a la guerra de agresión contra China, la Masacre de Nanjing y otros acontecimientos, descritos simplemente como la "guerra entre Japón y China" y el "incidente de Nanjing", sin embargo, han puesto de relieve el bombardeo atómico de Japón y otros contenidos, describiendo a Japón como "víctima de la guerra" en vez de ser "causante de la guerra". En este sentido, Hideo Shimizu criticó que la guerra fue muy trágica, pero la actuación de las autoridades japonesas fue indignante: no solo negaron enérgicamente la existencia del Escuadrón 731, sino que algunos políticos no han mostrado respeto alguno por la verdad histórica y tampoco han hehco reflexiones sobre la responsabilidad por la guerra.

Además, en los últimos años el Gobierno japonés ha dado mucho bombo y platillo a la supuesta "amenaza china", y la ha utilizando como excusa para romper continuamente las restricciones contempladas en la llamada "Constitución de la Paz" y su compromiso con " la autodefensa exclusiva". Además, planea aumentar el presupuesto de defensa al 2 % del producto interno bruto para 2027. Japón también está “invitando al lobo a casa” al promover activamente el proceso de expansión de la OTAN en la región Asia-Pacífico. En la cumbre entre Estados Unidos y Japón celebrada en Washington en abril pasado, se decidió fortalecer en la mayor medida en más de 60 años el Tratado de Seguridad entre ambos países. Todas estas señales indican que Japón está tratando de retomar la senda hacia una potencia militar, lo que supone una nueva amenaza para la paz y la estabilidad en Asia.

El mundo actual es muy inestable y los países asiáticos anhelan la paz y la estabilidad. Los pueblos asiáticos son los primeros en rechazar todo tipo de actos que hagan retroceder la rueda de la historia. Ciertos políticos japoneses deben darse cuenta de que solo aprendiendo de la historia, reflexionando profundamente sobre la historia de la agresión militarista y adhiriéndose a la "Constitución de la Paz", se podrán eliminar las manchas históricas, cualquier maquillaje o encubrimiento de los crímenes de agresión será vulnerable a los hechos y será castigado por la fuerza de la justicia.

"Si aún no se permite que los niños sepan qué es la historia verdadera y qué tipo de horror y tragedia puedan traer una guerra, entonces Japón no tendrá futuro", dijo Hideo Shimizu. Esta reflexión y su arrepentimiento deberían convertirse en el consenso del l círculo político japonés. Si ciertas personas en Japón se obstinan en su error e intentan recurrir nuevamente al militarismo, seguramente serán liquidadas y castigadas por la historia, y arrastrarán a Japón a un nuevo abismo.

Nota: Este artículo refleja las opiniones de su autor, que no necesariamente coinciden con las del equipo editorial de CGTN Español.