El oso del Gobi, considerado como un tesoro nacional de Mongolia, se encuentra al borde de la extinción con una población que apenas alcanza los 50 ejemplares, debido al impacto de las actividades humanas y el cambio climático. En 2018, China y Mongolia firmaron un acuerdo para realizar investigaciones conjuntas sobre dichos plantígrados y mejorar su protección.
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El oso del Gobi es una subespecie del oso pardo que se distribuye principalmente en Mongolia y es el único plantígrado que habita en el desierto. Debido a las duras condiciones de su entorno, el oso del Gobi es relativamente más pequeño en comparación con otros, ya que los machos pesan alrededor de 130 kilogramos, mientras que las hembras alcanzan entre los 50 y 80 kilogramos.
Durante seis años, expertos de China y Mongolia recorrieron 70.000 kilómetros para llevar a cabo la mayor recopilación de muestras del animal hasta la fecha. Como resultado, la población ha aumentado de 22 a más de 50 ejemplares.
Al finalizar esta investigación, los osos del Gobi brillan por su ausencia. Sin embargo, los científicos lograron rastrear sus huellas de otra manera.
China suministró a Mongolia equipos que incluyen 150 cámaras infrarrojas para la investigación y protección de los osos del Gobi. A través de los dispositivos, logramos observar las fascinantes actividades de los plantígrados, incluyendo su ritual de aseo en fuentes de agua, búsqueda de alimentos y comportamiento reproductivo.
Gracias a la cooperación entre China y Mongolia, el área que es estrictamente protegida, contará con puntos de alimento y agua, estableciendo un corredor ecológico para ayudar a la conservación de los osos del Gobi. Estos esfuerzos de protección son esenciales no solo para el famoso animal, sino también para la preservación de la biodiversidad a nivel global.