El noreste de China, con una superficie de más de 1,45 millones de kilómetros cuadrados, suele denominarse "el granero del país". Los datos oficiales muestran que el año pasado la producción de grano en la región alcanzó casi 185 millones de toneladas, lo que supone más de una cuarta parte de la producción total de China. Este año se espera otra cosecha similar en esta zona.
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Shao Lianliang es el responsable de una cooperativa agrícola especializada del distrito de Lishu, en la provincia nororiental china de Jilin.
Este año, unos mil quinientos campos de maíz bajo su gestión están a punto de dar la bienvenida a otra cosecha.
Tras años de esfuerzos, el distrito de Lishu ha desarrollado una técnica especial, conocida como "Modelo Lishu", para proteger la tierra negra, que consiste en utilizar paja de maíz como mantillo.
Esto ayudará al suelo a resistir la erosión del viento y el agua.
Actualmente, todas las tierras de labranza de Lishu, con una superficie de más de 3,3 millones de mu(2200 kilómetros cuadrados), utilizan paja de maíz para proteger el suelo negro. El distrito también coopera con la Universidad Agrícola de China para llevar a cabo más experimentos que garanticen una mejor producción de grano, como pruebas sobre la respuesta de las plantas a condiciones climáticas extremas y otras.
China tuvo una cosecha de grano de más de 650 millones de toneladas por noveno año consecutivo en 2023, con una cuota per cápita de grano de casi 500 kilogramos, muy por encima de la línea de seguridad reconocida internacionalmente. Este año, China inició una nueva ronda de medidas para aumentar su producción de cereales, entre ellas salvaguardar las líneas rojas para proteger las tierras de cultivo, ampliar las tecnologías de producción agrícola y salvar los ecosistemas de las zonas rurales. El país pretende aumentar su capacidad de producción de cereales en más de 50 millones de toneladas para 2030.