La Casa Blanca anunció recientemente que, debido a la necesidad de hacer frente al huracán, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pospondría sus visitas previstas a Alemania y Angola a mediados de octubre.

Cabe señalar que la visita al país africano fue una promesa hecha por Biden hace más de un año, y ha sido pospuesta por diferentes motivos. Ahora faltan menos de tres meses para el final de su mandato, y las elecciones estadounidenses están muy tensas. Por ello, nadie sabe si seguirá siendo capaz de cumplir con su compromiso como presidente.
Esto recuerda inevitablemente a la gente que Estados Unidos ha hecho muchas promesas a África, pero la mayoría se han convertido en palabras vacías.
Angola está situada al sur del continente, bordeando el océano Atlántico por el oeste, y es el principal país productor de petróleo de África, con ricos recursos minerales. En la Cumbre del G7 de mayo del año pasado, Estados Unidos y sus aliados lanzaron un proyecto denominado "Corredor de Lobito". El presidente estadounidense señaló entonces que se trataba de la mayor inversión en infraestructuras ferroviarias de su país en África.
Sin embargo, el Corredor de Lobito no es un concepto nuevo. A principios del siglo XX, la línea férrea principal fue construida por colonos portugueses y estuvo en uso hasta los años setenta. Posteriormente, la vía férrea resultó gravemente dañada por la guerra civil angoleña.
Entre 2006 y 2014, China participó en el proyecto de reconstrucción del ferrocarril de Benguela como contratista general, con una inversión total de unos 1.830 millones de dólares. En febrero de 2015, la infraestructura estaba plenamente operativa. La línea remodelada del Corredor de Lobito coincide casi por completo con el Ferrocarril de Benguela construido entonces.
La propia web oficial del ferrocarril tiene la siguiente frase: "El Corredor de Lobito no sería lo que es hoy sin los miles de millones de dólares de China utilizados para revitalizar el Ferrocarril de Benguela tras la Guerra Civil angoleña y ampliar y profundizar el puerto de Lobito."
Estados Unidos elaboró la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA) en mayo de 2000. Sin embargo, salvo en el sector petrolero, alrededor del 80% de los productos libres de impuestos se concentran en cinco países -Sudáfrica, Kenia, Lesoto, Madagascar y Etiopía- y la mayoría de las demás naciones africanas se benefician poco.
En la Cumbre Estados Unidos-África de 2022, Washington prometió 55.000 millones de dólares para apoyar la Agenda 2063 de la Unión Africana, pero sólo 15.000 millones son dinero nuevo; los 40.000 millones restantes son un recálculo de iniciativas y acuerdos ya anunciados por Estados Unidos hacia el continente africano en los últimos años.