Datong es una de las ciudades más antiguas de China, y experimentarla de día y de noche es como dos caras de una misma moneda.

Durante el día, Datong es un festín para los sentidos. La luz del sol ilumina los impresionantes templos y estructuras históricas. Los visitantes pueden explorar el patrimonio cultural, degustar la gastronomía local en los mercados y disfrutar de un ambiente vibrante lleno de vida. Además ofrecen la posibilidad de conocer a los lugareños, quienes con gusto comparten historias sobre su ciudad.

Al caer la noche, las luces de la ciudad transforman los edificios históricos en espectáculos visuales. Las calles, como la de Dongnan Yi, se llenan de turistas y locales que buscan sumergirse en la vida nocturna de la ciudad. Los restaurantes y bares se animan, ofreciendo una variedad de sabores y música que invitan a quedarse.

Esta dualidad hace que Datong sea un destino obligado, donde cada momento ofrece una nueva perspectiva de su rica historia y cultura.