A medida que enfrentamos los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, los parques naturales y ecosistemas intactos se convierten en los últimos refugios y pulmones del planeta. En la sección "Bajo el mismo cielo", viajamos a algunos de los rincones más impresionantes de América Latina, donde la biodiversidad florece, el equilibrio ecológico es esencial y las comunidades locales se convierten en guardianes del medio ambiente.

El Parque Nacional de la Tijuca, ubicado en Río de Janeiro, Brasil, es un verdadero pulmón verde de la ciudad. Fundado en 1961, este vasto parque cubre 3.953 hectáreas, incluyendo el emblemático bosque de la Tijuca. Desempeña un papel fundamental para la ciudad, pues protege las laderas de la erosión, previene inundaciones y deslizamientos de tierra, y mejora la calidad del aire al reducir la contaminación atmosférica. Además, resguarda las fuentes de agua que abastecen a la población y juega un papel esencial en la restauración ecológica y el bienestar de los habitantes de la ciudad.
El parque no solo conserva un paisaje impresionante, sino que también es un refugio de biodiversidad, hogar de innumerables especies de flora y fauna. A lo largo de sus rutas de senderismo, los visitantes pueden sumergirse en la naturaleza, disfrutar de vistas panorámicas y respirar aire puro, mientras contribuyen al turismo sostenible que apoya la conservación de este invaluable espacio.