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Puerto de Chancay: más que logística
CGTN Español

Si buscas el Puerto de Chancay en Internet, encontrarás un término recurrente en los artículos de medios peruanos e internacionales, así como en videos de influencers y en el sitio web del propio puerto: "Megapuerto". Es un concepto interesante y algo complejo de traducir al chino, que refleja no solo el tamaño de este puerto, sino también la percepción pública sobre su función y su posible impacto en el futuro. Más allá de ser un puerto al servicio del comercio y la logística internacional, este megapuerto, ubicado cerca de Lima, podría representar aún más para el Perú y el mundo.

El puerto como certificación

El Puerto de Chancay se sitúa a 80 kilómetros al norte de Lima, en la costa del océano Pacífico, dentro del distrito municipal de Chancay. Su cercanía al núcleo político y económico del país le confiere una ventaja logística y comercial considerable. Como puerto natural de aguas profundas, cuenta con ventajas geográficas y de atraque. Por ello, si se construyera un nuevo puerto de gran envergadura en la costa del Pacífico peruano, Chancay sería la opción más favorable. Tras un complejo proceso de licitación, empresas chinas asumieron la construcción del puerto y los proyectos de infraestructura asociados.

El proyecto está a cargo del Grupo Cosco Shipping, con una inversión total de 1300 millones de dólares para la primera fase, que comenzó en 2021. Esta fase comprende cuatro muelles en una extensión de 1500 metros, con 27 grúas especializadas y 40 transportadores automatizados para manejar buques de gran tonelaje. La profundidad máxima del puerto alcanza los 17,8 metros, permitiendo la llegada de buques portacontenedores de hasta 18 000 TEU (contenedores de 20 pies). En el corto plazo, el puerto podrá manejar un millón de TEU anuales, con una capacidad de hasta 1,5 millones de TEU proyectada a futuro.

Según Mario de las Casas Vizquerra, gerente de asuntos institucionales de Cosco Shipping Ports Chancay Peru S.A., la finalización de la primera fase demuestra que aún es posible realizar proyectos de gran escala en Perú, necesarios en distintos sectores. En otras palabras, este “mega-proyecto” no solo representa un logro de infraestructura, sino también un examen práctico para el licitador y contratista, y una prueba de desarrollo. Ante todo, es un examen de cooperación conjunta. Este proyecto es uno de los más representativos en Perú en términos de inversión, rentabilidad y tamaño (los medios prevén que generará 4500 millones de dólares anuales en beneficios económicos, equivalentes al 1,8 % del PIB del país, además de impulsar el empleo y el desarrollo regional).

Sin embargo, un proyecto de esta magnitud también representa un desafío significativo para las empresas chinas contratistas y las instituciones peruanas encargadas de la licitación, ya que implica riesgos financieros, desafíos de recursos humanos y medioambientales, y posibles tensiones con comunidades locales, además de influencias políticas. Durante los cuatro años de ejecución, este proyecto requirió confianza y cooperación continuas, pues cualquier desbalance podía afectar el éxito global.

El éxito de este proyecto se basa en la sólida relación bilateral. China se ha consolidado como el socio comercial más importante de Perú a nivel mundial, siendo su principal destino de exportación y la principal fuente de importaciones. A su vez, Perú ocupa el cuarto lugar como socio comercial de China en América Latina. En 2023, el comercio bilateral entre ambos países alcanzó los 37 691 millones de dólares, con un crecimiento interanual del 0,8 %.

La relación comercial entre China y Perú se fortaleció en abril de 2009 con la firma de un tratado de libre comercio, el cual entró en vigor en 2010. Posteriormente, en noviembre de 2018, se iniciaron negociaciones para actualizar dicho acuerdo. Tras siete rondas de negociaciones, en junio de 2024 ambas naciones anunciaron la conclusión sustancial de esta actualización. Además, en noviembre de 2008, China y Perú establecieron una asociación estratégica, que en abril de 2013 fue elevada a una asociación estratégica integral.

Sobre esta sólida base, ambos países se enfrentan juntos al reto que representa el proyecto del puerto de Chancay. Actualmente, la primera fase del puerto está en proceso de finalización y se espera que entre en operación este mismo noviembre. A partir de entonces, el enfoque se centrará en los próximos dos desafíos: la construcción de la segunda fase y la gestión coordinada de las operaciones portuarias.

Gracias a la experiencia de colaboración acumulada, se espera que la empresa china administre eficientemente la carga en Chancay una vez que la primera fase esté en funcionamiento. Además, se prevé que el proyecto continúe promoviendo el desarrollo sostenible del puerto y fortaleciendo la relación bilateral entre China y Perú.

El puerto como modelo

Tras años de construcción, el Puerto de Chancay se perfila como un "gigante" del transporte marítimo en la costa del Pacífico, debido a su capacidad y escala. Su impacto no se limita a las estadísticas de carga y los ingresos anuales para Perú; también está redefiniendo el panorama del transporte marítimo, impulsando nuevos modelos de cooperación interregional.

Primero, el modelo de desarrollo se centra en infraestructura a gran escala, generando crecimiento económico y social a nivel local. Aunque su impacto inicial podría ser limitado, se espera que su sostenibilidad y alcance se prolonguen. Según datos oficiales, la construcción del puerto creará unos 9000 empleos directos e indirectos. Además, el proyecto incluye acuerdos para mejorar infraestructuras sociales, reducir brechas económicas y fomentar el desarrollo local, apoyando también la educación y la salud pública en la zona.

Asimismo, el modelo de creación de un nuevo hub marítimo en Sudamérica, que conecta el puerto de Chancay con el puerto de Callao, representa un aspecto clave para el desarrollo regional. Antes de la construcción de Chancay, el puerto de Callao era el principal puerto internacional de Perú, el núcleo central del comercio exterior y la pesca, y uno de los puertos de carga más transitados de América Latina. Sin embargo, con la creciente integración de Perú en el comercio internacional, la capacidad del puerto de Callao resulta insuficiente para satisfacer la demanda comercial de la región. Esta fue una de las razones por las que se eligió Chancay como la ubicación ideal para un nuevo puerto.

Aunque algunos medios internacionales han manifestado inquietud sobre si la proximidad de ambos puertos, ubicados a menos de una hora en automóvil, podría dar lugar a una competencia excesiva y al desperdicio de recursos, la realidad es que, desde una perspectiva amplia, la combinación de estos dos puertos podría transformar la lógica del transporte de mercancías y las rutas comerciales en Sudamérica. El puerto de Chancay se enfocará en atender la carga proveniente del norte, oriente y sierra central de Perú, así como en redistribuir mercancías de países como Chile, Ecuador, Colombia, Brasil y Paraguay.

Productos que anteriormente se transportaban a través de puertos norteamericanos o centroamericanos podrán aprovechar la costa de Lima, gracias a tiempos de tránsito más cortos y costos de transporte reducidos. Esto impulsará el desarrollo económico de la región costera de Perú y contribuirá al crecimiento económico nacional. Se espera que el impacto de este modelo sea duradero y sostenible. Si se implementa con éxito, la región alrededor de Lima podría convertirse en una zona de acelerado crecimiento económico, un verdadero “mar azul” de oportunidades para el desarrollo regional.

Por su parte, el tercer modelo se perfila como el fundamento para implementar los dos anteriores: un modelo de cooperación bilateral o multilateral enmarcado en la iniciativa de la Franja y la Ruta, ya en marcha en Perú. En abril de 2019, China y Perú firmaron un memorando de entendimiento sobre esta iniciativa, y, desde entonces, la colaboración ha impulsado proyectos clave que han fortalecido el desarrollo económico de Perú y mejorado la calidad de vida de sus habitantes.

Uno de los proyectos más destacados es la Central Hidroeléctrica de San Gabán III, la primera planta energética en Perú con inversión de una empresa china. El 21 de noviembre de 2023, el proyecto completó la conexión del túnel de derivación. Con una capacidad instalada de 209 300 kW y una producción anual estimada de 1252 millones de kWh, esta planta se convertirá en la sexta mayor hidroeléctrica del país. Otro proyecto relevante es la Costa Verde del Callao, inaugurada en abril de 2023, que fue construida con la colaboración de trabajadores chinos y peruanos. Esta obra ha reducido considerablemente el tráfico local, permitiendo una conexión rápida entre el centro de Lima, el puerto de Callao y el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Además, en 2024, se completó un túnel hacia Machu Picchu de casi dos kilómetros, que es ahora el túnel de carretera bidireccional más extenso de Perú.

La iniciativa de la Franja y la Ruta ha entrado en su segundo decenio, y muchas de las ideas planteadas hace 11 años se han concretado. En este marco, la cooperación entre China y Perú refleja el concepto promovido por el presidente Xi Jinping de "buscar el desarrollo, promover beneficios compartidos e inspirar esperanza". La magnitud y sostenibilidad de este modelo auguran un impacto tangible en el desarrollo futuro de China y América Latina.

El puerto como puente

La construcción y operación del puerto de Chancay establecerán un puente comercial entre Sudamérica y Asia, con una relevancia que va más allá del comercio bilateral entre China y Perú. Se estima que la operación del puerto reducirá el tiempo de transporte marítimo entre China y Perú de 35-40 días a aproximadamente 23 días, disminuyendo los costos de envío en un 30 %. Esto permitirá a otros países sudamericanos diversificar sus relaciones comerciales con Asia y transformar rutas comerciales tradicionales, fortaleciendo aún más la cadena comercial global.

Según el análisis de los expertos chinos en estudios sobre América Latina, Jiang Shixue y Zhou Qing, el puerto de Chancay tiene una ventaja geográfica que lo convierte en un nodo estratégico para las exportaciones sudamericanas hacia Asia. Una vez operativo, las mercancías podrán llegar primero a Shanghai, desde donde serán redistribuidas hacia Japón, Corea del Sur y la ASEAN, favoreciendo el crecimiento de las exportaciones peruanas y sudamericanas en toda la región. De confirmarse esta proyección, la ruta de comercio evolucionará de un recorrido tradicional a través de Norteamérica o Centroamérica hacia un trayecto directo entre Sudamérica y Asia cruzando el Océano Pacífico. Este cambio no solo reforzará la cadena comercial global, sino que también creará un puente comercial multilateral que unirá ambos lados del Pacífico.

El desarrollo de este megapuerto es el resultado de una cooperación bilateral, impulsada por la iniciativa de la Franja y la Ruta, y un sueño compartido de construir una comunidad global de destino común. De esta forma, podemos imaginar que este 14 de noviembre, desde el puerto de Chancay, zarpará un barco llevando una caja de regalo; dentro, un peluche de una llama lleno de sueños. Esta caja cruzará el vasto océano desde las costas de Lima hasta llegar a Shanghai, donde un niño chino lo recibirá como un tierno presente y símbolo de amistad. Este ir y venir de millones de contenedores va más allá de las operaciones logísticas; simboliza una corriente que entrelaza corazones y une mucho más que mares y fronteras.