En los suburbios de Kunming, capital de la provincia suroccidental china de Yunnan, se encuentra el embalse de Sanjiacun, una joya oculta que adquiere una deslumbrante paleta de colores a finales del otoño y principios del invierno. El bosque de metasequoias que rodea el embalse se tiñe de amarillo dorado y rojo fuego a medida que bajan las temperaturas. Sus reflejos brillan suavemente en las aguas cristalinas del embalse, creando una fascinante interacción entre la realidad y su imagen espejada.

Las mañanas brumosas y los atardeceres despejados constituyen los momentos ideales para capturar este espectáculo natural. Los rayos de sol que atraviesan los troncos de los árboles forman rayos crepusculares, a menudo llamados “rayos de dios”, que añaden un colorido mágico al embalse en esta estación.