En los últimos 30 años, el Gobierno chino ha invertido cerca de 800 millones de yuanes (unos 111,3 millones de dólares estadounidenses) en diversos proyectos para preservar el Palacio de Potala, un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad en la región autónoma de Xizang, en el suroeste de China.

Los fondos han sido empleados en reparaciones estructurales, restauraciones del techo dorado, monitoreo del estado del edificio, conservación de libros y documentos antiguos, así como en la implementación de un sistema de boletos en línea, según informó la Oficina de Gestión del palacio.
Este año se conmemora el 30º aniversario del reconocimiento del Palacio Potala como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El antiguo complejo arquitectónico, ubicado en la capital regional, Lhasa, fue construido por el rey tibetano Songtsen Gampo en el siglo VII y ampliado en el siglo XVII. El palacio alberga una colección invaluable de escrituras, documentos históricos y reliquias preciosas, como estatuas, pinturas y frescos, lo que lo convierte en una de las atracciones turísticas más populares de Xizang.