En el paisaje helado de Harbin, el escultor de hielo Zhang Xin transforma bloques cristalinos en obras maestras que cuentan historias de China al mundo. Veamos cómo este arte forja conexiones culturales que trascienden fronteras.
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Harbin domina el invierno, donde esculturas cristalinas transforman la ciudad en un resplandeciente cuento de hadas, al que dan vida maestros de la escultura como Zhang Xin. Nos reunimos con él en las bulliciosas obras del famoso Mundo de Hielo y Nieve, donde la temperatura exterior era de 15º bajo cero.
Sin el resplandor de las luces, el hielo no es más que un bloque frío y sin vida. Pero para el Sr. Zhang, es un lienzo que le permite alcanzar la máxima expresión de su arte.
"Al tallar hielo, uno debe mantenerse concentrado y con la mente clara, sabiendo exactamente qué forma se está creando. El hielo es un arte efímero. Puede derretirse en días o meses, pero satisface mis impulsos creativos y alivia el estrés. A través de él, puedo expresar todo lo que hay en mi mente", dijo Zhang Xin.
En un evento celebrado en febrero en Noruega, la inspiración de Zhang Xin se puso a prueba, pero descubrió en el hielo un potencial para el intercambio cultural.
"Pensé en cómo liberarme de los estereotipos que la gente tiene de China. Entonces me di cuenta de que muchas reliquias culturales chinas no pueden exhibirse en el extranjero, pero yo podía recrear estos artefactos de hace miles de años. Así que hice un jade Bi con hielo, que simboliza la armonía y la paz. El público noruego estaba asombrado, nunca habían visto algo así. Es un pequeño paso, pero lo he dado", afirmo Zhang.
A medida que el turismo de invierno de la ciudad ganaba fama internacional, Zhang Xin se sentía orgulloso de su ciudad natal y albergaba ambiciones aún mayores.
Zhang Xin no sólo está moldeando hielo, sino que está forjando un legado que seguirá inspirando a generaciones venideras.