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¿Cómo responderá China a la era Trump 2.0?
CGTN Español

Por Xi Pu

A medida que se está acercando la fecha para la toma de posesión de la nueva Administración de Estados Unidos, el mundo sigue muy de cerca el rumbo de las relaciones sino-estadounidenses. Durante la Reunión de Líderes Económicos de APEC celebrada en Lima del Perú, los Jefes de Estado de China y Estados Unidos sostuvieron una reunión que reviste significados variados, entre los cuales, el más importante consiste en visualizar el futuro. A lo mejor, a la luz de esta reunión, podremos vislumbrar cómo China responderá a la era Trump 2.0.

Los estadounidenses suelen decir que las relaciones sino-estadounidenses son las relaciones bilaterales más complejas del mundo. Pero, la verdad más importante es muy simple. Las relaciones interestatales y las relaciones entre personas son coincidentes: si se tratan el uno al otro como socios y amigos, se llevarán bien; mientras que si se toman el uno al otro como rivales y enemigos, habrá problemas en sus relaciones.

En función de este juicio básico, China expuso “las siete inspiraciones” en la reunión de Lima: primero, es menester tener una percepción estratégica correcta; segundo, es menester que las palabras vayan acompañadas de acciones; tercero, es menester tratarse mutuamente como iguales; cuarto, es menester no desafiar las líneas rojas y los principios supremos; quinto, es menester intensificar el diálogo y la cooperación; sexto, es menester responder a las expectativas de los pueblos; séptimo, es menester asumir las responsabilidades de los grandes países. Estas “siete inspiraciones de Lima” han prescrito una receta para que China y Estados Unidos eviten caer en la “Trampa de Tucídides”, superen el dilema real de una nueva Guerra Fría y trabajen juntos para responder a los desafíos globales.

En el relacionamiento de los dos grandes países, lo más importante consiste en el punto de partida y la intención subjetiva de ambas partes para desarrollar sus vínculos. El quid de los lazos sino-estadounidenses se resume en un interrogante fundamental: ¿puede Estados Unidos practicar la democracia y la igualdad como siempre ha pregonado él mismo, y aceptar de corazón el desarrollo y la revitalización de un gran país oriental que le es diferente en historia, sistema y cultura?

La historia nos ha enseñado que China y Estados Unidos pueden buscar los importantes puntos en común y dejar al lado las diferencias para apoyarse mutuamente a tener éxito. La historia nos ha advertido que China y Estados Unidos podrían deslizarse hacia una competencia viciosa y acabar desgastándose mutuamente. La historia también nos ha revelado que independientemente de los reveses y retrocesos que han enfrentado las relaciones entre ambos países, al fin y al cabo sus relaciones binacionales deberán volver a la vía acertada.

La política de China hacia Estados Unidos siempre ha sido consistente. En la reunión de Lima, China reiteró “los cuatro aspectos sin cambios”, a saber, el objetivo de China de una relación estable, sana y sostenible entre China y Estados Unidos se mantiene sin cambios; su compromiso con el respeto mutuo, la coexistencia pacífica y la cooperación de ganancias compartidas como principios para manejar la relación entre China y Estados Unidos se mantiene sin cambios; su posición de salvaguardar resueltamente la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China se mantiene sin cambios; y su deseo de llevar adelante la amistad tradicional entre los pueblos chino y estadounidense se mantiene sin cambios. 

En el manejo de sus relaciones con Estados Unidos, China siempre ha albergado las mayores esperanzas y hecho los máximos esfuerzos, al tiempo de estar preparada para lo peor, con el fin de asumir su responsabilidad ante los tiempos, la historia y el pueblo. Desde “Consensos de Bali” y “Visión de San Francisco”, hasta “Inspiraciones de Lima”, ya sea en circunstancias favorables o adversas, China ha venido haciendo esfuerzos incansables por explorar el camino correcto de relacionamiento entre China y Estados Unidos en la nueva era.

No sabemos si este mundo mejorará, pero aun así, debemos optar por tener confianza en el futuro. En una era repleta de transformaciones y desorden, China y Estados Unidos deben ayudarse el uno al otro para lograr progreso, ya que el Pacífico es suficientemente amplio en el que caben perfectamente ambos países.

(El autor es observador de asuntos internacionales en Beijing.)