Desde México, analistas consideran que las amenazas de Donald Trump por imponer aranceles a países como China, sólo obedecen a retóricas nacionalistas y proteccionistas difíciles de aplicar en un país que podría verse golpeado, así mismo, por la inflación y el desempleo que traería un conflicto arancelario con dos de sus principales proveedores, China y México.
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Donald Trump sigue usando los aranceles como amenazas hacia otras economías y China no es la excepción. Todo con el fin de afianzar su política proteccionista y donde, en vez de competir, prefiere atentar, dicen algunos analistas, contra el libre mercado.
"Y esto, por supuesto, contrasta totalmente con la política de libre comercio que está impulsando China. Por ejemplo, el presidente Xi está abriendo el mercado de China para los países de renta baja, esto es, no va a cobrar aranceles a países que tengan un nulo crecimiento y esto, sin duda, es para impulsar su economía", dijo Ignacio Martínez, economista e internacionalista de UNAM.
Dentro de las pretensiones de Trump sobre México y la posible imposición de aranceles a su vecino del sur, así como a Beijing, estaría el separar a la economía mexicana de la china. Un movimiento que resultaría imposible concretar del lado mexicano por más presiones que existan desde Washington.
"Porque, de los 120 mil millones más o menos que tuvimos de operaciones entre México y China, el 75% de ellas son importaciones de insumos, de partes, de componentes de equipo y eso está definitivamente siendo un insumo fundamental para sostener la competitividad de las exportaciones de México, incluso a la zona del T-MEC", señaló Amapola Grijalva, presidenta de Junta de Gobierno, Cámara de Comercio México-China.
No es la primera vez que Donald Trump hace este tipo de amenazas y repite su fórmula de una narrativa agresiva antes de tomar la silla de la Casa Blanca. En 2017 su discurso era amedrentador hacia México y desafiante contra China, pero del dicho al hecho, hubo mucho trecho. Busca hacerlo antes de iniciar su periodo presidencial, para intentar reacomodar la geopolítica a sus intenciones y medir fuerzas frente a otros gobiernos.
Este tipo de anuncios, aunque no se lleguen a cumplir, genera incertidumbre entre los inversionistas. Los puntos focales de Trump van hacia productos relacionados con el sector automotriz, desde la tecnología verde, hasta las autopartes. Son rubros que merecen años de desarrollo y ajustes.
La economía estadounidense no tiene un buen pronóstico para 2025 y menos si decide aplicar aranceles a productos chinos y mexicanos. Tal medida podría forzar más inflación dentro de los Estados Unidos y el aumento en las tasas de desempleo sobre todo en el sector manufacturero.
La gran pregunta que debe hacerse México, en medio de esta presión que pretende Trump sobre China, es cómo podrá sostener la capacidad para integrar cadenas de valor y de alta tecnología sobre su producción con el fin de no perder su relación ni con China, ni con Estados Unidos.
Es de destacar que China es el segundo socio comercial más importante de México con cerca del 20 % de sus importaciones y un crecimiento en la relación comercial, durante el primer semestre de 2024, de casi un 13 %, aunque existan expresiones, desde el gobierno de Claudia Sheinbaum de querer comprarle menos a China y de enfatizar que el T-MEC es la única forma de enfrentar con éxito la competencia económica y comercial con Beijing. De allí, lo difícil, reiteran de que esta relación pueda desacelerarse.