El 13 de marzo, el líder de la región china de Taiwan, Lai Ching-te, presentó 17 estrategias para contrarrestar las cinco supuestas amenazas a las que hace frente la isla. Tras describir la parte continental de China como “una fuerza externa hostil” y bajo el falso pretexto de defender la democracia, Lai enumeró una serie de medidas que buscan restringir los intercambios entre personas, culturales, religiosos y académicos entre ambos lados del estrecho de Taiwan. Toda una serie de políticas que no pocos en la isla han descrito como “terror verde”, en referencia al color que define al Partido Democrático Progresista de Taiwan (PDP).

Medios locales como el United Daily News o el Commercial Times expresaron su preocupación por unas medidas de índole básicamente marcial que solo servirán, advierten, para aumentar los riesgos militares, profundizar las divisiones sociales y reducir significativamente los intercambios a través del Estrecho. A su vez, formaciones políticas como el Kuomintang acusaron a Lai de tergiversar la realidad y buscar la confrontación, al tiempo que representantes de sectores de tan diversa índole como los negocios o el mundo académico advirtieron del peligro que supone priorizar la ideología al pragmatismo.
Si bien es cierto que, durante su campaña para el liderazgo de Taiwan, Lai afirmó no oponerse a los intercambios sanos y ordenados con la parte continental de China, con sus más recientes declaraciones debilita las ventajas competitivas de las firmas taiwanesas, pone en riesgo los intereses del sector turístico y estigmatiza a los compatriotas que trabajan para impulsar las relaciones entre ambos lados del Estrecho, en una clara muestra de que las medidas no se ajustan al sentir generalizado de la población taiwanesa.
Chen Binhua, portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwan del Consejo de Estado de China, recordó que, desde 1949, la parte continental ha realizado esfuerzos continuos para unir a los compatriotas de Taiwan, promover la desescalada de las tensiones y allanar el camino para un desarrollo pacífico. Chen reiteró que Taiwan es parte inalienable de China, que nunca ha sido y nunca será un país, y advirtió que ningún individuo, sin importar cuán obstinado sea, será capaz jamás que romper la inquebrantable y sólida determinación de China de alcanzar la reunificación nacional. A su vez, el Ministerio de Defensa Nacional de China recordó la voluntad y la capacidad del ejército chino para frustrar cualquier intento secesionista. Wu Qian, portavoz de la citada cartera, reiteró la legitimidad del reciente simulacro del Comando del Teatro de Operaciones Oriental del Ejército Popular de Liberación en áreas próximas a Taiwan, así como su carácter disuasorio y de advertencia contra las injerencias externas.
Lai presentó sus 17 controvertidas estrategias la víspera del vigésimo aniversario de la promulgación de la Ley de Antisecesión de China. Aprobada en la tercera sesión de la X Asamblea Popular Nacional, esta importante pieza de legislación estipula que tanto la parte continental como Taiwan pertenecen a China y que la soberanía y la integridad territorial de China no admiten división alguna. Las autoridades chinas defienden que, a lo largo de los últimos 20 años, la Ley de Antisecesión se ha erigido en una poderosa herramienta para reprimir las actividades secesionistas, frenar las injerencias externas, mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwan y avanzar en la reunificación nacional.
Cabe recordar, además, que en años recientes, las autoridades del PDP han perdido hasta 10 de sus llamados aliados diplomáticos, al tiempo que ha visto significativamente reducido su espacio para las actividades en el exterior. Una vez más, Lai pone en entredicho el Consenso de 1992 y niega el principio de una sola China, consenso universal de la comunidad internacional.