La decisión de Estados Unidos de aplicar un arancel adicional del 10 % a importaciones chilenas -excluyendo materiales como el cobre y la madera- ha generado fuertes reacciones en el Gobierno, empresarios y economistas de Chile, quienes advierten sobre las consecuencias para la competitividad de exportaciones no mineras provenientes de Chile.
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"Como gobierno, lamentamos profundamente estas medidas, particularmente, el hecho de ser objeto de un arancel que no parece tener justificación. Estas obedecen a una visión del comercio mundial como un juego de suma cero, que Chile, por cierto, no comparte ni menos le ha tocado experimentar, considerando que las exportaciones han sido un motor importante del desarrollo de nuestra economía durante varias décadas. Por lo tanto, Chile, esa orientación a la apertura al comercio mundial, la va a mantener porque cree que es un camino importante al crecimiento y el desarrollo de los países", manifestó Mario Marcel, ministro de Hacienda de Chile.
Tras el anuncio de la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, el presidente de Chile, Gabriel Boric, llamó a la calma y aseguró que el Gobierno está explorando alternativas para mitigar los efectos de esta decisión unilateral. Paradójicamente, sus declaraciones se realizaron desde India, en el contexto de una visita oficial centrada en la firma de un tratado de libre comercio entre ambos países, lo que subraya el compromiso de Chile con la apertura comercial y la diversificación de sus socios estratégicos.
"Uno de los mandatos que les he dado a mis equipos es que busquemos cómo continuar la línea que ha sido una política de Estado de Chile, de diversificar nuestras relaciones comerciales y nuestras exportaciones, con el objetivo, justamente, de no ser dependiente de decisiones que circunstancialmente se tomen en un determinado país", afirmó Gabriel Boric, presidente de Chile.
Expertos advierten que esta medida no solo impacta a Chile, sino que también distorsiona el comercio internacional, encareciendo productos esenciales en EE. UU. y generando incertidumbre en las cadenas de suministro.
"De todas maneras, Estados Unidos podría ser el gran perdedor después de todo esto, dado que sabemos en la historia de muchas guerras comerciales que el general iniciador de la guerra comercial es uno de los primeros que empieza a pagar los costos. Por ejemplo, en el incremento de los precios a nivel interno, el no aprovechar el principio de la ventaja comparativa obliga a la industria local a producir bienes y servicios donde no son eficientes, donde es mucho más eficiente importar y, por lo tanto, no van a lograr el nivel de precios internacionales. La economía doméstica se ve rápidamente afectada por esto y es algo que la familia sensible va a vivir en los próximos meses y años en Estados Unidos, si es que perdura esta política", señaló Guillermo Yáñez, director académico diplomado de Ciencias de Datos para las Finanzas de la Universidad de Chile.
El sector frutícola, uno de los pilares de las exportaciones chilenas, sería uno de los más afectados. Productos como cerezas, uvas de mesa e incluso vinos, que han consolidado su presencia en el mercado estadounidense, enfrentarán una posible disminución en su competitividad debido al incremento arancelario.
"Los principales sectores perjudicados, sin duda, fueron el sector frutícola. Hoy día, Chile exporta más del 35 % de toda la fruta del mundo a Estados Unidos. Es decir, Estados Unidos nos compra el 35 % de toda la exportación de frutas que hacemos a nivel global. Por lo tanto, es un sector productivo en nuestro país que se veía gravemente afectado por este aumento del 10 %. Esto se traduce, principalmente, en que los productos estarían más caros que antes", dijo Pablo Barberis, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
Si bien el cobre y la madera fueron excluidos temporalmente de la lista, productos que representan una parte significativa de las exportaciones chilenas, los otros rubros que se ven directamente afectados deben evaluar estrategias para mitigar el impacto, mientras el mundo espera las consecuencias de una decisión unilateral que ya tiene reacciones en los mercados globales y debilita la confianza en el comercio internacional como motor de desarrollo compartido.