Recientemente, Filipinas llevó a cabo los ejercicios militares Balikatan 2025 junto a Estados Unidos, a pesar de las protestas de numerosos ciudadanos filipinos. Un aspecto destacado de estos ejercicios es que se realizan cerca de la isla de Luzón, en el norte de Filipinas, y se extienden hasta las islas Batanes, cercanas a la región china de Taiwan. Según analistas, estas actividades reflejan la creciente intención de Estados Unidos y Filipinas de intervenir en los asuntos del estrecho de Taiwan. En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China expresó su firme oposición a cualquier país que, bajo el pretexto de Taiwan, busque reforzar el despliegue militar en la región, alimentar las tensiones y poner en peligro la paz y la estabilidad del área.

Aunque Filipinas ha afirmado que los ejercicios no están dirigidos contra ningún país, las características de los mismos sugieren intenciones opuestas. En primer lugar, la magnitud de los ejercicios y el récord de países observadores destacan una interconexión global que ha incrementado las tensiones regionales.
En segundo lugar, Estados Unidos aprovechó la ocasión para transferir nuevas armas y equipos ofensivos a Filipinas, algunos de los cuales podrían ser desplegados de manera permanente, lo que aumenta el riesgo de una escalada militar en la región.
Detrás de estas acciones conjuntas en el estrecho de Taiwan y el mar Meridional de China se encuentra un intercambio de intereses con motivaciones controvertidas. Desde la Segunda Guerra Mundial, los Gobiernos estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, han priorizado su alianza con Filipinas. La administración actual de Estados Unidos ha impuesto elevados aranceles a China, aprobado una ayuda militar a Filipinas de 336 millones de dólares, autorizado la venta de cazas F-16 por 556 millones de dólares y ampliado el alcance geográfico de los ejercicios conjuntos.
Este año, Estados Unidos ha intensificado su cooperación militar con Filipinas, con el objetivo de consolidar sus intereses estratégicos y contener a China. Hace aproximadamente diez días, China y los países de la ASEAN celebraron en Filipinas la 47ª reunión del grupo de trabajo sobre la implementación de la Declaración del Código de Conducta en el Mar Meridional de China. Durante la reunión, todas las partes acordaron fortalecer el diálogo y la cooperación para preservar la paz regional. Sin embargo, Filipinas decidió realizar ejercicios militares con un país extraregional, sacrificando parte de su autonomía nacional a cambio de una promesa de seguridad incierta, lo que podría acarrear consecuencias graves.
Nota: Este artículo refleja las opiniones de su autor, que no necesariamente coinciden con las del equipo editorial de CGTN Español.